𝗥𝗘𝗗 𝗡𝗢𝗧𝗘𝗕𝗢𝗢𝗞 sᴜɴɢᴊᴀᴋᴇ

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☃︎ 𝒥𝒶𝓀ℯ

25 de diciembre.

Este año, decidí hacerme un regalo de Navidad. Decidí pasar el día hablando solamente con animales (reales y de peluches) y con los seres humanos necesarios mientras no se tratará de mis padres, Soobin, o cierto Gruñón a través de una libreta Moleskine roja . . . si es que me la devolvía.

Cuando fui lo bastante mayor para leer o escribir, mis padres me regalaron una pizarra blanca que siempre guardaba en mi habitación. La idea era que cuando yo, Jake, me sintiera frustrado, escribiera palabras para expresar mis sentimientos en vez de permitir que él diablo Chillón los expresará a los gritos. Se suponía que se trataba de una herramienta terapéutica.

La mañana de Navidad, saqué la pizarra de su retiro, para utilizarla en el video chat que iba a realizar con mis padres. Casi no los reconocí en la pantalla del ordenador. Los muy traidores se veían de lo más saludables, bronceados y relajados. Nada navideño.

—¡Feliz Navidad, Jake querido! —exclamó mamá. Estaba sentada en el balcón de su cabaña o lo que fuera y yo podía ver las olas del mar rompiendo detrás de ella. Parecía diez veces más joven que cuando abandonó Manhattan, hacía una semana.

La cara resplandeciente de mi padre apareció en la pantalla junto a ella, tapándome las vistas del océano.

—¡Feliz Navidad, Jake querido! —dijo.

Yo escribí en la pizarra y la sostuve frente a la pantalla para que la leyeran:

Feliz Navidad también para vosotros.

Mamá y papá fruncieron el ceño al ver la pizarra.

—Ay, ay, ay —comentó mamá.

—Ay, ay, ay —repitió papá—. ¿Acaso Jackie se siente algo inquieto hoy? ¿A pesar de que te avisamos de nuestro viaje de aniversario las Navidades pasadas y tú nos aseguraste que te parecía bien pasar esta única Navidad sin nosotros?

Borré mi última afirmación y la reemplace por:

Soobin me ha contado lo del trabajo en el internado.

Sus rostros se alteraron por completo.

—¡Llama a Soobin! —ordenó mamá.

Escribí:

Esta en cama, enfermo. Y justo ahora está durmiendo.

—¿Tiene fiebre? —preguntó papá.

38.3.