☃︎ 𝒮𝓊𝓃𝓰𝒽ℴℴ𝓃
22 de Diciembre.
—¿Es una broma? —le pregunté a Yeji. Y por la manera en que me miró, me di cuenta de que la broma era yo.
¡Ah, qué impertinencia! No debería haber mencionado las películas navideñas. Sin duda, ninguna invitación era demasiado pequeña para el sarcasmo de Jake. Y la nota:
5. Por favor, busca los mitones de lana con renos.
¿Existía alguna duda de cuál podría ser mi próximo destino?
Macy's
Dos días antes de Nochebuena.
También podría haber envuelto mi cara para regalo y bombearle dióxido de carbono en el interior. O colgarme de una cuerda de tickets de tarjetas de crédito. Un centro comercial dos días antes Nochebuena es como una ciudad sitiada: un montón de compradores con los ojos desorbitados luchan en los pasillos para ver quién se queda con el último globo de nieve de un caballito de mar para regalarle a sus respectivas tías abuelas Mary.
No podía.
No lo haría.
Tenía que hacerlo.
🗒
Traté de distraerme mientras pensaba en la diferencia de lana y lanudo, y luego extendí la polémica para incluir de oro y dorado. Pero esa distracción solo duró el tiempo que me llevó subir las escaleras del Metro, ya que cuando emergí en Herald Square, me encontré casi sumergido en medio de la multitud y sus bolsas de compras. El tañido de la campana de Ejército de Salvación no hizo más que incrementar la sensación de desolación y estaba seguro de que si no escapaba pronto, un coro de niños aparecería y me mataría con sus villancicos.
Entre a Macy's y me enfrenté al patético espectáculo de un centro comercial lleno de compradores, aunque ninguno de los cuales compraba para sí mismo. Sin la satisfacción inmediata de las compras personales, todos daban vueltas en el estado de conmoción propio de los económicamente comprometidos. Ante la proximidad de las fiestas, todos se servían de los últimos recursos. Papá recibía una corbata; mamá una bufanda y los niños, suéteres, les gustará o no. Yo había realizado todas mis compras por Internet entre las dos y cuatro de la mañana del 3 de diciembre; ahora los regalos esperaban en sus respectivas casas para ser abiertos en año nuevo. Mi madre me había dejado algunos regalos en su casa mientras que mi padre me había deslizado un billete de cien dólares y me dijo que lo gastará generosamente. De hecho, sus palabras exactas fueron: «No lo gastes todo en mujeres y alcohol», lo cual implicaba, por supuesto, que debía gastar por lo menos una parte en mujeres. Si hubiera existido un cheque regalo para mujeres y alcohol, seguro que hubiera enviado a su secretaria a conseguir uno durante el almuerzo.
Los vendedores estaban tan aturdidos que una pregunta como «¿Dónde están los mitones de lana con renos?» no pareció rara en absoluto. Por fin, me encontré en la sección de Prendas Exteriores preguntándome qué más, aparte de un tapón de oídos. Podría calificar como Prendas Interiores. Siempre sentí que los mitones estaban unos pasos más atrás de la escala evolutiva: ¿por qué, me pregunté, queríamos convertirnos en una versión menos ágil de una langosta? Pero mi desprecio por ellos se volvió más profundo al observar las ofertas navideñas de Macy's (¿Macy's's? ¿Cómo será el plural?) Había unos con forma de muñequitos de jengibre y otros decorados con escarcha navideña. Un par de mitones simulaba el pulgar de un autoestopista; el destino, según parece, el Polo Norte. Delante de mis propios ojos, una mujer de mediana edad sujetó un par del exhibidor y los colocó en la pila que había acumulado en los brazos.
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𝗥𝗘𝗗 𝗡𝗢𝗧𝗘𝗕𝗢𝗢𝗞 sᴜɴɢᴊᴀᴋᴇ
ספרות נוער𝑅𝑒𝑑 𝑁𝑜𝑡𝑒𝑏𝑜𝑜𝑘. "𝗛𝗲 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗱𝗼 𝘂𝗻𝗮𝘀 𝗽𝗶𝘀𝘁𝗮𝘀 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘁𝗶. 𝗦𝗶 𝘁𝗲 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝗲𝘀𝗮𝗻, 𝗽𝗮𝘀𝗮 𝗹𝗮 𝗽𝗮́𝗴𝗶𝗻𝗮. 𝗗𝗲 𝗹𝗼 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮𝗿𝗶𝗼, 𝗽𝗼𝗿 𝗳𝗮𝘃𝗼𝗿 𝘃𝘂𝗲𝗹𝘃𝗲 𝗮 𝗰𝗼𝗹𝗼𝗰𝗮𝗿 𝗲𝗹 𝗹𝗶𝗯𝗿𝗼 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗲𝘀...