★Rata de alcantarilla

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—¡Rata de alcantarilla!.

Fue lo que el más alto de los bravucones me dijo antes de salir a la hora del almuerzo. Creo que con el paso de los días me fui acostumbrando a que los comentarios fueran un poco más constantes que de costumbre.
Simplemente prefiero ignorar y seguir caminando, al final del día es la salida más rápida.

—Mira a quién tenemos aquí —Jason desde el otro lado del pasillo se dirige a mi mientras camina perezoso a mi dirección— ¿Qué es esto? —cuestiona para sí mismo, no me da tiempo de reaccionar cuando me arrebata la maqueta a la que le había dedicado horas en vela y en dos horas debía entregar al profesor Smith, el profesor de química.

Jason toma la maqueta por la base, la observa por un segundo y me dedica una mirada indescifrable al lanzarla por encima de mi cabeza, instintivamente giro con el corazón en la garganta solo para darme cuanta que otro de sus amigos esta sosteniéndola divertidísimo y de mismo modo la avienta por encima de mi, devuelta a Jason. 

—Dame eso Jasón, no es tuyo —Doy brinquitos totalmente inútiles para alcanzarla ya que es más alto que yo, y aun más mientras sostiene la maqueta en lo alto de su mano. 

—Es de tu noviecito ¿no es así? ¿es del calvo? —me cuestiona con una sonrisa cruel disfrutando de sus bromas estúpidas que su poco cerebro le permite procesar.

—Jasón, por favor, devuélvemelo —le pido con  una voz pasible, me ignora y sigue riéndose con ahora más chicos que comienzan a rodearnos. 

Algunos chicos se ríen, algunos otros solo observan sin hacer nada, Jason se burla y comienza a caminar en círculos. Bajo la mirada de los demás me siento de repente más pequeña, me quedo estática sin saber que hacer. 
A la segunda vuelta, acompañado de burlas y risas, Jason finge tropezar con su propio pie, inclina bruscamente la maqueta de un lado a otro, mi corazón junto con mi estomago colapsaron por momentos, mis horas de desvelos y de trabajo duro están en sus manos. 

No quiero admitirlo, pero solo me queda esperar el momento en el que se convierta en pila de basura.

—¡Uy! ¿lo viste?... por poco la basura termina en el bote de ba... su... ra.

Su cruel actitud solo hizo que me tragara la idea que lo que sostiene en sus manos jamás llegaría a las de profesor Smith.

En ese momento mi paciencia simplemente se agotó, mis manos se cerraron en puños, mientras que en mi mente se proyectan escenas de mi golpeándolo en los huevos. 

Solo... me dejé llevar. 

—Vete a la mierda —Le dije en un tono medio bajo, quería que solo el me escuchara, no que lo hicieran los demás y que se lo dijeran a la consejera escolar.

Y asi pasó... sus movimientos se detuvieron en solo un segundo. Desearía tener una cámara y asi capturar su cara que es una mezcla extraña de horror y sorpresa.

Sabemos que nadie tiene los pantalones para hablarle asi al que se hace llamar "rey".
En todos lados lo respetan como si de verdad fuera alguien de importancia, cuando en realidad el y sus padres solo han tenido suerte en cuestiones económicas, y claro, sin mencionar que es un idiota en toda la extensión de la palabra que va detrás de las pantaletas de Chrissy Cunninham.

—¿Qué dijiste pequeña rata? —bueno, es que demás de idiota es sordo.

Pobre escoria.

—Lo que escuchaste —aprieto más los puños en un intento de encontrar valor, me cuadro de hombros para mirarlo a los ojos y no demostrarle ni la mínima señal de que puede intimidarme—, después de imbécil, ¿también eres sordo? —le susurro entre dientes. 

You Belong With Me // Eddie Munson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora