Capítulo 2

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Kim Suho nunca quiso a Taehyung, no supo ser un buen padre

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Kim Suho nunca quiso a Taehyung, no supo ser un buen padre. Nació para ser un bastardo y murió siendo uno hasta su último respiro.

La mamá de Jungkook tampoco quiso a Tae. Fue muy distante cuando su hijo le presentó al doncel, sus palabras a secas y sus miradas llenas de desprecio siempre estuvieron presentes.

Kim Suho y Jeon Mina eran la combinación perfecta para separar a sus hijos. Suho porque amaba ejercer control sobre su hijo, tanto que se aseguró de tener ese control hasta después de su muerte. Y Jeon Mina porque era la persona que más deseaba a Taehyung fuera de la vida de su hijo.

Y vaya que lo consiguieron. Condenaron al doncel a años de desgracia junto al peor de los hombres, sin esperanza u oportunidad de idear un plan para escapar.

O eso parecía hasta hace unas semanas, cuando acabó con el infierno.

Un infierno que duró años.

Y ahora se enfrentaba a uno nuevo, de regreso en el lugar que lo vio nacer y crecer. Donde los abusos comenzaron y su inocencia se pudrió.

Pero, también donde surgió el amor más puro de todos, con Jungkook, su Kookie.

No podía creerlo, estaba frente a éldespués de años de espera, aunque no esperaba verlo con una sotana y esa mirada llena de algo que ni siquiera podía descifrar.

Por su parte, Jungkook no tenía palabras para describir lo que sentía. Cuando escuchó la voz de Tae no pudo evitar salir del confesionario para convencerse de que se trataba del doncel al que amó y posteriormente odió por su absurdo juego de poder, o al menos así lo consideraba.

-¿No dirá algo, padre?- Taehyung observó profundamente al pelinegro.

El pelinegro parpadeó.

Jungkook sintió una leve molestia en su pecho, escuchar el término "padre" le generó conflicto. Por más que intentara actuar como si no le importara, lo hacía, y mucho. Aunque el tiempo pasara y estuviese feliz de liderar una comunidad,  el doncel aún tenía mucha influencia sobre él y lo acaba de comprobar.

La madurez se notaba en sus facciones, más sensual y cautivador, menos adolescente.

Tenía un porte recto como si fuera el dueño de mundo. Lo era.

Un doncel precioso.

Uno que le hizo mucho daño años atrás.

En ese momento, cuando Jungkook lo vio sintió que todos los años de esfuerzo por mantener su fe intacta, por unir a los feligreses y ayudar a los más necesitados, se derrumbaban con la llegada de este doncel.

Dios mío, ayúdame a no dejarme llevar por los sentimientos del pasado... Por favor.

Jungkook pensó en reclamarle, en pedirle que se vaya, en alejarlo porque sigue siendo una tentación.

Delicate- KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora