01. Eric está enamorado.

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Shax se había convertido en la nueva emperatriz del infierno, regía ese lugar con su ahora mano derecha Furfur. Ambos siempre hacían burlas y travesuras a los demonios, pero tenían uno que era su favorito.

- Eric, nuestra adorada emperatriz desea verte. - La voz de Furfur había sacado al demonio de sus pensamientos, unos en los cuales tenía a un ser divino.

- Ah, si. . . -

Eric simplemente cumplía los caprichos de Shax y de vez en cuando los de Furfur, quien se aprovechaba de su cercanía con la emperatriz para gozar de privilegios.

Una vez terminó su turno y habiendo podido retirarse, Eric solo tenía una cosa en mente, a aquel ser de luz y divinidad. Recordaba claramente aquella sonrisa tierna e inocente.

- Oh, por satán... - No pudo evitar quejarse al ver a un demonio pelirrojo tirado en el suelo justo fuera de la librería que tanto solía visitar para ver a aquel ángel de cabello castaño y corto.

- ¡¡Eric!! Oh, Eric! Toma conmigo! - El demonio de piel más obscura simplemente soltó un pequeño suspiro y se acercó al demonio Crowley.

- ¿Entonces...? - Eric no había podido terminar de cuestionarse al escuchar una dulce voz tararear suavemente una melodía, una que inmediatamente se detuvo al notar a ambos demonios fuera de la librería.

- Ouh, hola! - Este tierno ángel saludó amablemente y de una forma amigable.

- Muuuriel! Hola!! - Crowley estaba notablemente ebrio, este no podía siquiera levantarse, por lo que Muriel se acercó y con preocupación ayudo a Eric para llevar al demonio dentro de la librería.

Una vez estando dentro, Crowley fue colocado en una habitación, tanto Muriel como Eric ahora estaban solos mirándose de vez en cuando. Muriel se inclinaba de adelante hacia atrás con sus pies y Eric simplemente se quedó sentado con una taza de cocoa caliente en sus manos.

- ¿Te gusta? -

- ¿Q-Que? Ah, si... Está sabrosa. -

- ¡Genial! - La mirada tierna y dulce de Muriel hacia que algo dentro de Eric se derritiera, era eso o la cocoa.

Así pasaron un tiempo más, Muriel le sonreía de vez en cuando mientras seguía acomodando los libros de modo que un Crowley no ebrio le había enseñado alguna vez.

Eric se pasó todo ese tiempo observando a aquel ser divino, su forma de caminar, sus expresiones, la forma en la que tarareaba esa canción. El la había escuchado antes, estaba seguro de eso.

- Everyday it's a gettin' closer. . . - Si, era aquella canción que Lord Beelzebub cantaba todo el tiempo.

- ¡¿Conoces la canción?! - La emoción de Muriel le sorprendió, más sin embargo asintió.

Unos momentos más tarde, Eric cantaba esa canción para Muriel quien se lo había pedido con mucha insistencia y entusiasmo. Eric miraba con ternura a Muriel quien lo acompañaba tarareando aquella canción.

La cocoa se enfrió, ambos ya se había aprendido aquella canción, estaban callados solo escuchando la nada. Los seres estaban sentados el uno al lado del otro en el suelo. Muriel jugaba un poco con sus manos y Eric mantenía su mirada fija en el suelo.

- Mgh. . . - La puerta de la habitación se abrió, un Crowley despeinado y adormilado salió de esta.

Ambos miraron al demonio con pena, sabían porque estaba así, el corazón de Crowley estaba roto. El demonio los miro, la mirada del pelirojo se llenó de miedo, ambos seres rozaban sus dedos, ambos seres denotaban lo mucho que se sentían atraídos.

- ¿Que voy a hacer con ustedes? - El tono de Crowley fue uno derrotado, quizás el no pudo proteger sus sentimientos y los de su ángel, pero no dejaría que estos dos niños pasarán por lo mismo.

- ¿Nosotros? -

One-Shot || Good Omens Donde viven las historias. Descúbrelo ahora