06. Querido, Crowley.

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- Oh, mi querido... -

- Mi querido... -

- Querido... -

- Crowley. -

Aziraphale soltaba aquellas palabras mientras golpeaba repetidas veces su pluma sobre el pedazo de pergamino que estaba en el escritorio, dejando unas manchas en este.

Suspiro algo cansado y alzó la mirada para encontrarse con un espacio blanco a su alrededor, todo se veía pulcro y limpio. Todo era simple y brillante.

- No estás aquí... -

El podía recordar de forma vivida aquel momento, la mirada desesperada y asustada en su amado demonio. El también estaba asustado, ambos tenían pensamientos e ideas totalmente diferentes y eso le rompía el corazón.

Jamás en sus 6000 años de conocerlo lo había visto así, se veía destruido, y claro que lo estaba pues su mundo que era aquel ángel lo estaba abandonado. Crowley se quedaba solo aún después de esperar por el a la distancia. Aziraphale había decidido irse.

El ahora Arcángel Supremo miraba su alrededor tan vacío, miraba y recordaba aquellos hermosos momentos con el demonio de cabellos rojos y estilos fascinantes. Una sonrisa melancólica se formó en su pálido y decaído rostro. Lo extrañaba tanto, extrañaba su voz, su forma de caminar, como lo salvaba. Aziraphale extrañaba a aquel demonio.

- Querido, Crowley. -

Y fue cuando comenzó a escribir, carta tras carta contando el como se sentía, lo mucho que lo extrañaba y deseaba estar a su lado. Le mencionaba lo mucho que se arrepentía de su decisión, pero que aún así había tenido logros con ciertos ángeles.

Aziraphale no llevaba una cuenta exacta de cuántas cartas había escrito ya, cartas que no tenían respuestas, cartas que escribía con entusiasmo, alegría, miedo, tristeza y melancolía. Tantos sentimientos y emociones en el. Cartas que no tendrían respuestas pues jamás serían leídas, esas cartas jamás llegarían a manos de su amado ya que no habían sido enviadas.

Podría ser el miedo, quizás el era un cobarde ahora más que nunca, pero sabía que si Crowley leía esas cartas quedaría destrozado. No podía herirlo más.

- Forgive me... -

Un puchero se formó en sus labios, aquellas mejillas fueron el camino que recorrieron lágrimas pesadas, su arrepentimiento, su corazón gritando lo doloroso que esto era. Aziraphale extrañaba mucho a aquel demonio, lo extrañaba más de lo que podía haber imaginado.

One-Shot || Good Omens Donde viven las historias. Descúbrelo ahora