Capítulo 8: Petite bête

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Charlie

Los dientes se aferraban a la carne sensible del monegasco, si hubiese sido omega, la glándula habría aceptado las feromonas de Verstappen, sin embargo, no había nada en esa parte de su cuerpo, solo quedaba un dolor punzante que palpitaba para recordarle que era un alfa. Un gemido se le escapó por los labios, más de miedo que de placer, con las extremidades tensas y las feromonas picantes por los sucesos, Max reaccionó y lo soltó algo consternado, recuperó el control de su lado dominante y lamió la sangre que escurría del chico de Ferrari.

Charles trató de alejarse de aquel rubio pero éste había dejado caer todo su peso sobre él, era imposible, las feromonas comenzaron a asfixiarlo, con cada bocanada de aire que tomaba sentía el mareo por la esencia a vino amargo bloqueándole la respiración, su mente y el instinto alfa lo incitaban a pelear, no obstante, un líquido cálido comenzó a caer sobre su cabello, Max lloraba desconsoladamente, mientras murmuraba frases inconexas:

-Mijn voorbestemd, Te lastimé... er is bloed... mijn Engel (Mi predestinado, te lastimé... hay sangre... mi ángel) - susurraba mientras lamía el cuello grueso.

-Max, no entiendo, respira profundo, necesito que me sueltes.- rogó alarmado por lo que escuchaba de los labios del alfa.

- Soy el peor, yo, yo...- retiró toda la fuerza que le quedaba y soltó el cuerpo de Leclerc situándose en la esquina alejada del jacuzzi con la mirada agachada y temblando por todos lados, sollozó tomando su propio rostro.

Charles se enderezó para procesar los sucesos, Verstappen se había vuelto loco al oler la esencia de omega en su cuerpo, en un arranque dominante lo llevó hasta al baño, entre el calor del agua y el momento, su juicio se nubló y sin importar la rudeza de todo el asunto, se le insinuó al neerlandés, no obstante, lo que pensaba sería una ronda de sexo salvaje, se convirtió en una marca claramente inútil, y un Max en shock, llorando en una esquina con las feromonas inestables, si seguía así podría provocar un accidente, debía controlar su esencia o inundaría todo el piso con ellas.

-Maxie, necesito que te tranquilices un poco, tu olor me está ahogando.-

- Mijn voorbestemd, haat me alsjeblieft niet, ik hou al jaren van je (Mi destino, por favor no me odies, te he amado durante años)...- repetía con la voz atenuada en sus manos.

-Max, no entiendo nada de lo que estás diciendo. - acercó su figura al rubio.- Respira profundo, controla tus feromonas, ven.- trató de abrazarlo, pero el otro seguía petrificado sin moverse.

-No te acerques, odio ser un alfa dominante, a veces me siento un monstruo, que solo sabe dañar a las personas.-

- No es cierto, esto fue un descuido... los dos no pensábamos bien por las feromonas, es una simple herida, no soy un omega, así que solo es cuestión de que se cure.

- Lo siento, nunca debiste involucrarte conmigo, soy un idiota, golpéame, castígame, hazme algo para lograr tu perdón.- rogó sin quitar las manos de su cara.

- ¿Por qué haría algo así? Te estoy diciendo que estoy bien, duele un poco, y no eres nada de eso, los dos tuvimos la culpa.- tocó suavemente su hombro, pero al sentir el contacto se levantó de golpe del jacuzzi tratando de salir con la ropa completamente empapada.

- Me voy, si ya no tienes ganas de volver a hablarme lo entenderé, no merezco que ni me veas, soy estúpido como todos dicen. - Un pie aún con los tenis puestos, tocó el suelo del baño para salir huyendo de la situación.

- Max Emilian Verstappen, regresa inmediatamente, ven conmigo.- ordenó el monegasco todavía dentro del jacuzzi.

Unos ojos azules helados lo observaron llenos de arrepentimiento, con unas mejillas encendidas y los labios pintados con la sangre de Charles, se veía tan lamentable el campeón del mundo que se le oprimió el corazón, ¿quién más conocía a ese Max? Se sintió un poco engreído por ser el único que lo había visto así.

Obsesión | LestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora