Capítulo 16: Mordida

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Penthouse de Max Verstappen

Mónaco

La respiración de Max se entrecortó con agresividad, desde que Leclerc había despertado notó el cambio de su feromona, de ser un frutos rojos con un toque de acidez, ahora la esencia era completamente dulce, al punto de querer violentamente beber de él, se encontraba famélico a su lado, deseaba absorber todo su olor para quedarse extasiado, completamente adicto a él; no quiso presionarlo pues su familia los había acompañado desde el principio, y tenía miedo de lastimarlo, las últimas pruebas que le realizaron daban como resultado un cambio exitoso a omega, sin embargo, debían revisar su proceso con calma para excluir cualquier daño posible en su cuerpo, además no conocían de otro experimento así, Van Der Linden seguía investigando con sus colegas para descartar cualquier peligro.

Ahora la vista de Charles en cuatro, abierto solo para él, mientras gemía desesperado por ser penetrado, lo descolocó por completo, su lado dominante salió para reclamar lo que siempre había sido suyo, desde el primer momento en que se vieron, con las feromonas abrazando sus cuerpos y nublando su cordura, salió de él complacido por escuchar la queja del nuevo omega, Max volvió a colocar su pene en la entrada de Charles, el propio cuerpo del monegasco se había mojado solo y le tuvo que mentir sobre la cantidad de lubricante que usó hace un momento.

―¿Qué es lo que quieres Charlie? Dímelo...― deseaba escucharlo, saber que era a él a quien llamaba, la posesividad que irradiaba hablaba por sí sola.

―A Max, quiero a Maxie, necesito que me muerda, que me haga gemir...por favor. ― el monegasco movió su trasero buscando el miembro del alfa, sin duda estaba entrando en celo, porque decía lo que quería su lado más primitivo, en Charles ya no había un rastro de lógica, era un individuo que solo buscaba su satisfacción.

― No sabes lo mucho que he soñado con esto, lo que he hecho con tal de escucharte decirlo. ― empujó sus caderas contra el castaño, lo llenó en su totalidad, la suavidad de su interior le hizo suspirar con anhelo, lo tomó de las caderas para reprimirse, el jadeó de satisfacción que escuchó le hizo sonreír.

―Más, más, muévete...cógeme. ―sollozó entre las sábanas, exigiendo desesperado, a Charles poco le importaba que estuviera gritando, su cerebro se fundió por las nuevas emociones que experimentaba.

Las embestidas de Max le hicieron agarrar en un puño la tela, para sostenerse y no caer a la cama como un muñeco, aunque creía que el calor de su cuerpo se extinguiría de esta forma, en realidad no hacía mas que crecer, era incontrolable la sensación de querer más, de estar lleno por dentro.

El neerlandés salió de golpe del otro, y aunque Charles se iba a quejar, no le dio el tiempo suficiente, tomó su cuerpo como si no pesara nada y lo llevó hasta la orilla de la cama, se sentó con las piernas abiertas y después situó el trasero de Charles en medio, con rudeza lo jaló más hacia atrás y le susurró al oído:

Obsesión | LestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora