Capítulo 49

73 9 0
                                    


Sasuke frunció el ceño, confundido, cuando Danzō Shimura deslizó la carpeta sobre la mesa que compartían junto a los otros líderes de los clanes. Al abrirla, se encontró con un cúmulo de páginas llenas de fotografías, nombres y datos. Mujeres preciosas, cada una de ellas. Luego de echar un vistazo, reconoció algunos apellidos.

Tuvo que reírse entre dientes de la osadía del maldito saco de estiércol. No solo se atrevía a presionarlo, aun cuando fue claro tanto con sus órdenes y deseos, sino que le sugería sin un ápice de modestia a sus hijas. El imbécil tenía cuatro: todas morenas de ojos oscuros, que probablemente se llevaban un año entre una y otra.

Fingiendo ignorancia, alzó la cabeza para verlo y preguntó en tono amable:

—¿Y esto qué es?

—Las candidatas que las principales 'ndrine eligieron para el Don. La mayoría se encuentran en Italia, pero las traeremos en caso de que quiera conocerlas antes de elegir.

—¿Elegir qué?

—Esposa, claro.

Danzō le sonrió con arrogancia, reclinándose en su asiento y se acomodó el cinturón. Sasuke contuvo las ganas de saltar sobre la mesa y destrozarle la garganta con los dientes, igual que un lobo salvaje.

—Ya tengo una. —Le devolvió el gesto y recorrió la mesa con la vista—. La conocieron y se inclinaron ante ella, por si se les olvidó.

—Esa... mujer no puede ser nuestra Lady 'Ndrangheta.

—¿Por qué no?

—Ya que Akira murió, el Don debe casarse y tener un heredero. Como imaginará, con ella no es posible.

Harto de la ironía en su voz y el tono despectivo con el cual se refería a Sakura, Sasuke apenas levantó el labio gruñéndole. Su verdadera naturaleza jamás fue un secreto en la organización, de hecho lo aceptaron como heredero y nuevo Don debido a esta. Era su as bajo la manga, el arma que podrían usar de ser necesario y la que los convirtió en la mafia más poderosa. Esperaba que no lo hubieran olvidado, odiaría tener que iniciar una matanza para refrescar sus memorias.

—Déjame decidir lo que es posible o no, Shimura.

—Con todo respeto, Don, La 'Ndrangheta se rige por los valores tradicionales y la familia es nuestra piedra angular. Tiene que casarse con una mujer real y engendrar un heredero. No podemos seguir sin un Sottocapo para siempre. —Se inclinó sobre la mesa, enfrentándolo confiado—. Ya aceptamos la condición de su padre y fuimos indulgentes al permitirle vivir como quería; también lo fuimos durante más de treinta años con usted. Ahora...

—La «condición» de mi padre... Indulgencia... —repitió lento—. Corrígeme si me equivoco, ¿no fue el tuyo quien, ignorando esos valores tradicionales y de familia de los que tanto hablas, exigió destituirlo y deshacerse de mí? Era un niño, pero recuerdo bien que te propuso como futuro Sottocapo en mi lugar.

—No viene al caso.

—¿No? Pero estábamos hablando de padres y sus costumbres. —Ladeó la cabeza—. Maté al tuyo cuando se atrevió a insultar la hombría del mío, ¿no?

—Sí, lo hizo.

Sasuke también se inclinó sobre la mesa, sonriéndole con todos sus colmillos expuestos y los ojos teñidos de escarlata. La piel tanto como los vellos que la cubrían se le habían engrosado un poco y, por los rostros horrorizados en la sala de reuniones, supo que su aspecto tenía que ser cuando menos... inhumano. Tal vez un poco bestial, como un lobo.

La mujer del Diablo | SASUSAKUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora