El primer día

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El español no es mi primera lengua. Si encuentras un error en mi español, por favor, deja un comentario o enviame un mensaje y podrás suregir un castigo adecuado. 

El 23 de Augusto.

Me llamo Ezra, y este es mi diario para aprender español.

Soy un poco alto; mido 184 CM. No soy ni gordo ni flaco. Aunque yo corra no soy muy atlético. Tengo 22 años y soy estudiante universitario estadounidense. Estudio literatura y español. Es por eso que comencé a escribir este diario. Mi tutora pensó que era una buena idea para practicar más y me dio este librito para escribir mis pensamientos y hablar sobre mi vida.

Creo que es una buena idea. Aunque lleve años y años estudiando todavía no me siento cómodo escribiendo o hablando en español. Es que, no soy un iniciante completo, pero a veces me siento como un niño pequeño en español. Tengo que preguntar qué significan muchas palabras, no capto bien los chistes e indirectas, y me cuesta mucho bromear en español. Pero, a veces sí me siento bien. De vez en cuando es como puedo encender algunas chispas efímeras de fluidez y me fluyan las palabras como me rodean las mariposas en el mariposario, pero la mayoría de las veces me siento como sí soy yo el gusano, envuelto en mi capullo, esperando el día que pueda volar.

Hoy fue un día normal. Me desperté temprano para correr en la pista del gimnasio de la universidad y practicar mi parada de manos. Me bañe y desayuné en el comedor con el cabello todavía mojado. Se deja de servir el desayuno a las 9 de la mañana, por eso no había muchas personas en el comedor pero vi a mi amiga Alex. Aunque su carrera sea matemáticas es una compañera de mi clase de español. Es una chica inteligente, tierna, y siempre me lleva una sonrisa hablar con ella.

"Hola," le saludé "¿cómo estás?".

"Ah, bueno," pausó para formular su respuesta o recordar alguna palabra "no puedo quejarme. Ay, por cierto, el agua en tu camisa se ve como un mapa".

El agua de mi cabello había gotado en mi camiseta, mojando algunas partes para que se vieran como continentes.

"Ah, sí, me siento como madre Tierra, solo espero que los nuevos pueblos de los países en mi ramera se con comporten bien; no quiero entrar la clase de español con una guerra en mi ramera"

Alex rio. Tiene una risa muy linda. Hablamos de otras cosas de poca importancia y andamos a clase juntos.

Después de la clase hice la tarea de la clase de español, leer un cuentito de Julia Cortázar, El Ajolote. Me gustó mucho. Trata de un hombre que va con mucha frecuencia al zoológico y se obsesiona con los ajolotes. Cada día va a verlos hasta que se identifica con los ajolotes y imagina ser uno y ya no sabe si es un hombre imaginando ser un ajolote o un ajolote imaginando ser un hombre. A veces me siento así. Bueno, no así exactamente, pero me noto pensando demasiado en la existencia y me incomoda como no puedo entenderla y siento que cualquier cosa sea posible.

Después almorcé con Alex y unos amigos y comencé a leer la Ilíada, que seguí leyendo hasta la hora de cenar y mi clase de literatura griega. Finalmente fui por la última actividad del día, para practicar con mi tutora de español.

Mi tutora es otra estudiante de la universidad pero viene de México y la universidad le paga para ser tutora para algunos estudiantes de español. Se llama Esmeralda y es muy linda. Tiene buena cara, pelo largo y tiene tetas enormes. Si soy sincero a veces lleva una remera con escote y me distrae un poco de nuestra lección solo pensando acariciarlas y besarlas, pero siempre intento comportarme bien.

Comenzamos una lección normal, practicando algunas de las nuevas palabras que había aprendido leyendo el ajolote. Cuando estaba hablando vi un mensaje de Alex preguntándome si quise establecer una hora el domingo para estudiar juntos y le respondí mientras Esmeralda estaba hablando.

"¿Sabés?" me preguntó "Creo que necesitas practicar más. Escríbeme un cuento". Me pasó una hoja y comencé a escribir. "Mientras escribas eso, voy a recoger algo".



Le escribí un cuento para practicar mi español.

El sudor casi me llegó a los ojos. Estaba nervioso cuando llegué al control del gobierno fascista anti-pato. El oficial estaba buscando en mi mochila.

"¿Por qué tenés tanto pan?", me preguntó.
"Solo me gusta el pan".
"Tiene prohibido tener más de media barra de pan, pero te dejaré pasar esta vez".

Estaba aliviado, el oficial no tenía idea que yo iba a escabullirme al parque en la noche y darles el pan a los patitos a escondidas.




Cuando yo haya terminado mi cuento Esmeralda volvió y leyó mi cuentito.

"Es un poco absurdista no? Está bien, pero crees que podrás hacer mejor. Toma esto". Me dio el librito en el que estoy escribiendo ahora "Escriba un diario".

"¿Qué debería escribir?". Le pregunté.

"No es muy importante; solo tú vas a leerlo. Escriba sobre tu día normal para que puedas practicar hablar de las cosas que haces. Y mañana, llega tres horas temprano para recibir un castigo por usar tu móvil durante mi lección".

Me sentí como si mi corazón hubiera parado. Ni siquiera sabía que Esmeralda se enteró de que estaba usando mi celular.

"Sí señora" eran las únicas palabras que se me escaparon los labios. 

Recorda, no soy hablante nativo de español. Si tienes una corrección o sugerencia para mejorar mi español, por favor dejame saber en los comentarios. 

El esclavo gringoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora