El castigo

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El español no es mi primera lengua. Si encuentras un error en mi español, por favor, deja un comentario o enviame un mensaje y podrás suregir un castigo adecuado. 

Después de escribir mi última entrada estaba muy ansioso y tenía que correr otra vez antes de dormir. Intenté no pensar demasiado en por qué tenía que llegar tres horas temprano a la sesión de español ni en qué sería mi castigo. Intenté seguir con mis estudios y actividades normales.

Cuando llegue Esmeralda no dijo nada para indicar el castigo. Solo me pidió el móvil y lo colocó en una caja.

"Puedes tenerlo cuando terminamos" Me dio un libro, El reino de este mundo de Alejo Carpentier. Lo leí en voz alta, parando mucho para preguntarle el significado de una palabra y anotar la palabra nueva. Habrá tenido 15 nuevas palabras cada página.

Leí durante más de dos horas hasta que tenía ganas de usar el baño.

"Ah, perdón, Esmeralda, ¿puedo usar el baño?"

"No".

"¿Perdón?".

"No puedes usar el baño. No tienes permiso hasta que cumples tu tarea".

Escucharle decirme que no así, tomar control sobre mi, me excitó. "¿Y si tengo muchas ganas y ya no puedo aguantar?".

"Si ya no puedes aguantar vas a hacerte pis. No es un castigo sin un poco de humillación".

Escuchar eso me excitó mucho. El hecho de que me haya excitado tanto me avergonzó pero podía sentir los cambios en mi circulación mientras mi miembro aumentaba en tamaño. Solo esperé que Esmeralda no hubiera notado mi erección.

"Ahora," me dijo "¿quieres ser un buen estudiante o no?"

"Quiero ser un buen estudiante señora".

"Bueno, entonces harás lo que te diga. No me llames señora, no soy así de vieja. Y dame tu diario".

"Pero, hay algunas cosas personales...".

"¿Quieres ser buen estudiante?" Me dijo con un tono autoritario que no me dejaba otra opción que obedecer.

Le di el diario y volví a leer el libro, anotando las nuevas palabras que encontré.

"¿Te gustan mis tetas?" Me preguntó después de leer lo que había escrito el día anterior.

"Sí. ¿Puedo usar el baño ahora?"

"No. Aún no. Escriba otro cuento. Pero ponga más atención está vez. Escriba una escena de sexo".

"¿Una escena de sexo?".

"Me escuchaste. Escriba una escena de sexo. Una escena de sexo duro de BDSM en la cual eres un sumiso y haces todo lo que quiera tu ama. ¿Entendido?".

"Sí".




Le escribí una escena de sexo para mi ama.

No tenía ropa puesta. Estaba completamente desnudo ante mi nueva ama por primera vez. Ella tenía un vestido negro, tacones altos y un látigo.

"Ponte de rodillas". Me dijo. Me lo tenía prohibido a hablar. Solo podía ponerme de rodillas ante mi ama.

"¿Ves esto?". Me preguntó. "Esto es un látigo y duele mucho cuando lo uso. Si eres un buen perrito no sabrás cómo se siente. Pero, para eso, tendrás que cumplir todos mis caprichos. Tendrás que comenzar por chupar mi tacones". No había chupado tacones nunca y la idea me dio asco pero quise obedecer a mi ama y no quise probar el látigo. Ella levantó una pierna para que yo pudiera chupar su tacón. No sabía mal exactamente, pero no disfruté mucho la experiencia. Mi ama solo rió y me empujó su tacón en la garganta hasta que me atraganté. Mi ama rió más y levantó la falda de su vestido mostrando sus partes íntimas y el hecho de que no tenía bragas puestas. No tenía que decir nada para que yo entendiera. Le chupé a mi ama, lentamente y con mucha paciencia. Mi ama gimió por lo yo estaba muy excitado y le chupé más rápidamente hasta que mi ama me vino la cara. Viendo que yo estaba muy duro me ordenó tocarme. Me toque durante mucho tiempo que me torturó porque tenía prohibido venirme sin permiso y como no podía hablar ni podía pedirle permiso a mi ama.

"Aww, ¿querés venirte?".
Asentí.
"Bueno, no podrás. No creo que te dejaré venirte hoy. Ahora, venga aquí a chuparme otra vez".





"Ya no tienes tiempo". Me interrumpió Esmeralda.

"Pero no he terminado".

"Ya no tienes tiempo. Dámelo".

Le rendí mi escena a Esmeralda y esperé un rato mientras leía.

"'¿Partes íntimas?' ¿Tienes miedo a la palabra vagina? Me gusta eso de controlarte los orgasmos." Esmeralda me dio mi celular. "Ahora tienes tu celular, pero no tienes permiso usar el baño. Puedes ignorarme, salir de aquí y usar el baño, pero eso no es lo que quieres. Quieres obedecerme, estudiar bien conmigo, aprender español y ser mi esclavo. ¿Tengo razón?". No dije nada durante un momento.

"Sí".

"¿Sí qué?".

"Sí, ama."

"Eso es un buen perrito. Tírate la camiseta y ponte de rodillas." Hice como me ordenó mi nueva ama, Esmeralda.

"Por desgracia no tengo tacones". Dijo, tirándose los zapatos "pero tengo pies y vas a besarlos".

Me tiró fotos besándole los pies. No me gustó en sí: no había sido tan humillado en mi vida, pero me excitó más de lo que habría podido imaginar. Me tomó un vídeo chupándose los dedos de pie.

"Ahora tengo pruebas para hacerte chantaje. Si no eres un buen perrito las publicaré en la red, o tal vez solo las mostraré a tu amiguita, Alex. ¿Entendido?".

"Sí, ama".

"¿En una escala del 1 al 10, cuántas ganas de usar el baño tienes?". Yo tenía muchas ganas de usar el baño pero no estaba en riesgo de hacerme pis por accidente.

"8, ama. ¿Puedo usar el baño por favor?"

"Hmm, no, no lo creo aún. Mi esclavo puede aguantar un poco más". Esmeralda posó su mano debajo de su pantalones. Estaba frotándose mientras me miraba directamente en los ojos. Entendía muy claramente que no podía tocarme ni hacer nada. Solo estaba mirando mientras mi ama se disfrutaba. Mi ama estaba gimiendo y eso me puso loquito.

"Ama, por favor, ¿puedo tocarme?". Mi ama me dio una bofetada fuerte en la cara

"Te lo diré cuándo puedes tocarte". Después de recibir la bofetada estaba seguro de que haría cualquier cosa que quiera mi ama solo porque me dio placer ser su esclavo.

Mi ama siguió masturbándose, gimiendo cada vez más fuerte hasta finalmente dejó escapar un último suspiro.

"¿Cuántas ganas tienes de orinar ahora, perrito?".

"9".

"Casi está, casi está, pero creo que mi perrito tiene que tomar un poquito más."

"Oh no, por favor no ama, no creo que podré aguantar más".

"No digas cosas estúpidas que no entiendas. Decido yo qué puedes aguantar". Mi ama colocó su mano mojada, la con que se había masturbado, en mi boca.

"Chupa todo".

Lo hice con placer.

"Ahora, perrito, ¿prefieres masturbarte o orinar?".

"Prefiero tocarme".

"¿Estás seguro?".

"Sí".

"No puedes. Vete al baño y regresa mañana. No te toques, estás castigado, y si no quieres un peor castigo no te olvides de hacer tu tarea".


Recorda que no soy hablante nativo de español. Si tienes sugerencias para mejorar mi español o correcciones, dejame saber en los comentarios porfis. ¡Gracias!

El esclavo gringoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora