Amor II

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El español no es mi primera lengua. Si encuentras un error en mi español, por favor, deja un comentario o enviame un mensaje y podrás sugerir un castigo adecuado. 

Ya no podía aguantar. Me dolía y necesitaba alivio. El tibio pis me mojó las piernas y los pantalones. Mi diosa me río mientras me orinaba en los pantalones.

"Pensé que ibas a aguantar más", me dijo. "Estoy decepcionada. Ni modo, imagino que estás agotado. Mereces algo para comer y beber". Mi diosa me obligó a lamer mi pis del suelo y sacó algunos chiles, habaneros, que me obligó a comer crudos.

Eran muy picantes. Me dieron tos y me estaban saliendo mucosas de la nariz.

"No puedes llorar", me dijo. Pero no podía aguantar más y lloré comiendo chiles.

"Por favor diosa", le rogué "haré cualquier otra cosa salvo comer más".
"Hmm, ¿Cualquier cosa?".
"Sí diosa, cualquier cosa".
"Vas a tocarte otra vez, creo que sería la quinta vez hoy, y luego te castigaré más".
"Si diosa, gracias".

Me masturbé otra vez. Fue difícil pero me encantó mirarle los ojos de mi diosa mientras me tocaba. Cuando terminé mi diosa sacó un látigo.
"Este es un látigo de solo una cola", me explicó. "Eso quiere decir que va a lastimarte mucho. Va a dejarte marcas. Estes marcos serán símbolo del hecho de que seas de mi propiedad. A lo mejor va a salirte sangre. Voy a hacerlo hasta que llores. ¿Sabes por qué? Porque eres mío. Puedo hacerte lo que yo quiera. Tus orgasmos me pertenecen, tu pis me pertenece, tus lágrimas me pertenecen y tu cuerpo me pertenece porque tú me perteneces. Vas a llorar porque te doy permiso; vas a llorar porque es lo que quiero. Eres un objeto para mi placer y no deberías pensar en más que eso. Ahora, quítate la camiseta".
"Sí mi diosa".
Me quité la camisa y me incliné sobre la mesa para presentarle la espalda a mi ama. El primer latigazo me picó como no pudiera haber imaginado.
"¿Te duele?". Me preguntó.
"Sí, me duele mucho, pero no pare, por favor ama, no pare". Y mi diosa no paró. Siguió dándome latigazos. Yo sí lloré pero mi diosa no paró. Ella seguía hasta que estuviera satisfecha ella.
"Gracias por los latigazos".

"Esclavo, quieres venir otra vez".Al inicio no quise venir otra vez, pero pensé y recordé que el propósito de mi vida ya no era mi propio placer."No lo sé. Es decisión de mi diosa"."Good boy", me dijo. "Vas a tocarte otra vez. Incluso si necesitas toda una hora para hacerlo."Me toque otra vez. Era muy difícil venir, pero me diosa me ayudó al dejarme besar y lamer sus nalgas mientras me tocaba. Cuando terminé, mi diosa me llevó al baño y me bañó. Me vendaba las heridas y me dejó besitos en todo el cuerpo. No me había sentido tan bien cuidado en mi vida. Me dijo que no podía irme a dormir porque me necesitaba y tenía que dormir en su cama con ella en mis brazos. Los dos nos acostamos así en su cama, desnudos."¿Es verdad lo que me dijiste?". Me preguntó. "¿Que me amas?"."Con todo el corazón", le respondí."Te amo también".Me dio el beso más dulce en la boca y los dos dormimos. 

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El esclavo gringoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora