Amor I

329 6 1
                                    

El español no es mi primera lengua. Si encuentras un error en mi español, por favor, deja un comentario o enviame un mensaje y podrás sugerir un castigo adecuado.


Alex me llevó a su cuarto y me ordenó a arrodillarme. Me miró y dijo "Bueno, eres un perrito lindo, pero has estado desobediente. Tu ama anterior te dijo que no vinieras pero me dejaste masturbarte hasta el orgasmo. Bueno, tu ama anterior te ha negado tener muchos orgasmos. Pero, obviamente no ha funcionado. Tendremos que hacer algo nuevo. Primero ¿carpetas ser mi esclavo?".

"Sí ama", le dije. "Te amo".

Alex no dijo nada durante cinco segundos."¿Me amas? Bueno, eso es tierno, pero no te salva. Ya has venido una vez hoy; vendrás otra vez. Desnúdate y tocate".

Alex me miraba y me ordenó mirarle los ojos mientras me tocaba. Pensé que no iba a dejarme venir pero sí me dejó. La primera vez que pedí permiso para venir me dejó.

"Dos veces has venido hoy", me dijo. "Vamos a ver qué más podemos hacer".

Mi nueva ama trayó una jarra y sirvió dos vasos de agua, uno para mí y el otro para ella. Eso también me sorprendió. ¿Qué iba a hacer? Después de beber los vasos se levantó la falda.

"Ven aquí". Me ordenó. "Quiero un orgasmo".

Me arrastré hacia ella y le lamé. Lamía con mucha paciencia de su vagina hasta su clítoris mientras disfrutaba todo el proceso. Me encantó todo, su olor seductor, su sabor delicioso, y los bonitos gemidos de su dulce voz en placer. Lamía más y más rápido mientras sus gemidos aumentaron y sabía cuándo escuché su orgasmo que darle placer era la única cosa que yo quería en la vida.

Después, repetimos el proceso. Bebimos un vaso de agua cada uno, ella abrió las piernas y experimenté los mismos olores, sabores y sonidos fascinantes y el placer de hacer a mi ama venir.

Después cada uno bebimos otro vaso de agua y ella abrió las piernas. Pero cuando comencé a lamerla, me dio una bofetada.
"Tenés que hacer algo para ganarlo". Me dijo.
"¿Qué puedo hacer para mi ama?".
"Mis pies están sucios". Me dijo simplemente.
Bajé la cabeza y le besé los pies. Los lamé con gusto.
"Me encanta adorarte". Le dije, antes de poner su dedo pulgar de pie en la boca para chuparlo.
"Sí, me adoras. Ya no soy tu ama. Soy tu diosa y me adorás".

Me ordenó a tocarme otra vez mientras le chupaba los dedos de pie. Esperé que no iba a dejarme venir esta vez, pero sí me dejó, y venir con sus uñas de los pies rascándome la garganta fue un éxtasis total. Yo pudiera haberme acostado allí toda la noche, pero el momento que vino me dio otra bofetada y me dijo "Esclavo, besa las nalgas de tu ama". Se inclinó sobre una mesa en su cuarto y yo le besé las nalgas. Comencé a lamer entre las nalgas y me ordenó a chuparle. Lamé su vagine con la nariz entre sus nalgas hasta que viniera otra vez.

Después ya tenía muchas ganas de orinar pero sabía que no debía pedirle permiso a mi diosa. Mi diosa armó una alarma.
"Tienes un minuto para venirte. Tocate ahora".

Me toque lo más rápidamente que podía, pero no conseguí terminar dentro de un minuto. Mi diosa sirvió otro vaso de agua para mí, y otro para ella. Armó la alarma otra vez y me dio otro minuto para venir. No conseguí.

"Tendrás que hacerlo esta vez", mi ama me dijo sirviéndono más agua a ella y a mí, "o tendré que castigarte. Ya no quiero tomar más agua". Esta vez, sí conseguí terminar de venir, pero mi ama todavía me obligó a tomar otro vaso, y las ganas de usar el baño eran mucho peores ya que no estaba excitado. Sabía que no iba a darme permiso, pero no tenía otra opción que pedirle.
"Mi am..., mi diosa, tengo muchas ganas de usar el bañ..."

"No, no puedes usarlo. Dame placer otra vez".
Mi lengua y cabeza ya estaban muy cansadas, pero no tenía otra opción. Lamía a mi diosa otra vez. Aun así, cansadisimo, me encanta ser usado para su placer. Al final, podía escuchar sus gemidos hermosos y fuertes.
"Awww, casi te oriné cuando tuve mi orgasmo. Pero no te preocupes, tengo un buen plan. No voy a malgastar mi oro líquido. ¿Quieres usar el baño?"
"Sí, mi diosa."
"Okay, vístete ahora. Tendrás que beber un poco más".
Me vestí y mi diosa trayó un cuenco de agua para perros. Ella orinó en el cuenco y me obligó a beber todito así como un perrito. No podía chuparla, solo podía usar la lengua. Debí haber pasado media hora bebiendo su orina. Cuando terminé ella ya tenía que hacer pis otra vez, pero los hizo directamente en mi boca con un embudo. Mi diosa me ría mientras bebía su pis.
"Sí quieres permiso para orinar tendrás que venir otra vez". Me dijo.

"Pero, diosa, ya he venido muchas veces y no sé si podré más".
"¿Y eso que me importa? Jeroba la pierna como el perrito que sos hasta que vengas". Y eso hice. No sé cuánto tiempo había pasado hasta que finalmente vine otra vez. Solo tenía ganas de usar el baño y casi no podía pensar en otra cosa.
"Has sido un buen esclavo. Pero esto todavía es tu castigo. No te daré permiso.Voy a armar una alarma de de cuatro horas, Cada minuto que pasas sin orinar te hará el castigo final un poco más suave".
Solo duré 37 minutos antes de que hiciera pis en mis pantalones.

El español no es mi primera lengua. Si encuentras un error en mi español, por favor, deja un comentario o enviame un mensaje y podrás sugerir un castigo adecuado. 

El esclavo gringoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora