Cacahuates

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El tercer día me sentía muy débil y mi corazón estaba latiendo rápidamente, pero no tenía hambre. Ya había aceptado que mi vida estaba en las manos de mi diosa y estaba preparado para pasar mucho más tiempo sin comer nada. Sin embargo, por la mañana de mi tercer día sin comer, mi diosa entró al cuarto con un paquete pequeño de cacahuates.
"Aquí tengo algo para mi esclavo". Dijo. "Pero, tendrás que ganarlo".
Mi diosa me ató los pies al suelo. Estaba pujando mi cuerpo arriba con las manos, en posición de paseo de cangrejo. Mi diosa me dejó así. Muy rápidamente, como estaba débil por no comer, me estaba agotando mantener tal posición. Pero tenía que esperar más. Me dolía pero no podía suplicar. Estaba temblando y mi diosa solo me veía. Yo estaba intentando respirar fuerte y pensar en otra cosa, cualquier otra cosa pero, al final, no conseguí, y colapsé.
"Fallaste". Mi diosa me dijo. Yo no podía responder.

Mi diosa sacó una pinza para la ropa y me la metió en la lengua. Me dolió mucho, pero reprimí un grito. Me dio un balde y algunos de los cacahuates del paquete.
'Mastica los cacahuates bien y escúpelos en el balde. Fallaste y no mereces comer."

Me costaba masticar los cacahuates con la pinza en la lengua, pero conseguí hacer sin dejar ningúna lágrima caer de los ojos. Al final tenía que escupirlos al balde, que me costó mucho también, pero mi diosa me dio un poco de agua para ayudarme quitar todo del cacahuate masticado de mi boca. Tenía que repetir el proceso varias veces para hacerlo con todos los cacahuates. Pero mi diosa preservó diez cacahuetes que no mastiqué. Después mi diosa me tiró la pinza de la lengua.

Mi diosa me ordenó cocinar pasta para ella. Herví el agua para la pasta y corté el ajo, limón y albahaca para la salsa. Puse la pasta en el agua e hice la salsa de ajo, limón, albahaca y nueces en un molcajete. Era una salsa muy fragante que me dio muchas ganas de comer. Vea a mi diosa comer la pasta con salsa sin dejarme comer ni una mordidita. Solo comió la mitad de la pasta y tiró la que sobró a la basura. Me sonrío mientras la estaba echando a la basura. "Creo que has sufrido mucho. Te dejaré comer algo. Los cacahuates que te quedan".Mi diosa se bajó los pantalones y metió los cacahuates en el culo y me dejó poner en cuatro y comer los cacahuates de su culo.

El esclavo gringoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora