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Narra (T/n)
Abría lentamente los ojos mientras intentaba ubicar mi posición, si bien es cierto que no recordaba nada de lo que pasó después de entrar a la biblioteca, tenia presente que fue algo malo, y mi estado lo confirmaba.
Me encontraba esposada a un pilar, cuyo material parecía ser de mármol, estaba en una habitación de un tamaño demasiado grande, me sentía diminuta entre las enormes paredes que me rodeaban.
Moví mis manos con la intención de buscar alguna forma de poder desencadenarme, cosa que era obvio que no sería tan fácil como hacer unos cuantos movimientos, pero no perdía nada intentándolo.
Suspiré con enfado cuando después de unos cuantos movimientos nada funciona, intenté usar mis poderes, pero ni así las malditas decidieron ceder.
Escuche unas lentas pisadas hacercandose a mi, el eco era mucho por lo que no me sorprendería que todo aquel que se encuentre en el lugar las escuche.
Estás eran un sonido de chanclas y recordé una parte de lo que me había pasado, había sido llevada por Zeus, suponía que nos encontrábamos en el Olimpo.
¿Dónde más si no?
Miraba hacia abajo por lo que lo primero que ví de mi extraño visitante eran sus chanclas.
Eleve la vista y no se parecía a Zeus, este era más delgado y de ropas negras con un toque de morado, su cabello era del mismo color.
-¿Quien eres?- Le pregunte.
-Mi nombre es Kronos, entre los mortales se me conoce como el dios del tiempo.- Responde.
Estaba cansada, lo último que quería en ese punto es tener que conocer a más dioses que me harían la vida un infierno, suficiente tenía ya con Afrodita.
Algo contradictorio considerando que me encontraba en la tierra de los dioses.
"Oh!, Dioses del bendito Olimpo, apiadaos de mi, yo os cumpliré vuestros más profundos anelos."
Rei en mi mente por mis estúpidas ocurrencias, me obligue a mi misma a volver a poner los pies en la tierra, para centrarme en Kronos.
-¿Y?¿Que es lo que vosotros queréis de una mortal como yo?¿Es que acaso mis plegarias han sido escuchadas por vuestra purísima imagen?- Cuestiono con tono dramático mientras acercaba una de mis manos lo más que podia hacia mi rostro, luchaba por mis grandes impulsos de hecharme a reír.
La verdad es que me moría de miedo, pero el mismo nerviosismo me hacía actuar de esa manera.
¿Que puedo decir? Supongo que ese tipo de casos sacan a relucir mi gran estupidez, es como hecharle gasolina al fuego.
-Niña, no juegues con migo, que todo tiene tiempo, y si tú decides no aprovecha lo que te dire no saldrás de aquí jamás.-
Trague grueso, no quería quedarme ahí para siempre, supe que Kronos no tenía tiempo para bromas, pero para mí desgracia es mi naturaleza, tendrá que hacerse un espacio en el itinerario.
