cuatro

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  Querer y no querer


Simon

Me dolia, tenía un ligero ardor en la piel, pero no dice nada ni reclamé más porque entonces sería malo para mí.

Primero me abandonó, después de tiempo ayuda a regañadientes y ahora hasta se cree con el derecho de pegarme... Bastardo abandonico. No me haría cercano a el, mamá pronto encontraría la forma de conseguir el dinero y todo acabaría pronto, podría regresar a la escuela y ver a mis amigos, mamá y yo viviríamos como antes y con un poco de suerte Griffin se tocaría el corazón y me mandaría dinero como no lo hizo todos los años anteriores.

Desperté cómodo después de dormir en un auto por casi una semana, había una fuente de calor sobre mi espalda y al darme la vuelta caí en cuánta de que el sol pegaba sobre las cobijas a través de las cortinas. La habitación estaba oscura a medias, la puerta entre abierta y un olor a quemado en el lugar.

Me levanté con una tripa comiéndose a la otra, así que me comería lo que pusieran en frente, pero no me imaginaba que Griffin fuera el señor llamas, lo que se que estuviera en esa sartén no era comestible.

Salimos a comer y no pudo llevarme a un lugar tranquilo, sino a uno infantil
Un restaurante de franquicia qué sólo el creador conoce, con juegos percudidos, banquetas roidas y padres visiblemente cansados. Ese tipo era un idiota o en su juventud fue boxeador, porque las neuronas ya no la corrían de la misma forma.

Viéndolo bien, tiene cara de idiota hasta me pregunte que le había visto mi mamá. Ella siempre fue muy guapa, alta y de buen ver, varias veces estuve a nada de tener padrastro, pero mamá veía lo peligroso de esos hombre y terminaba por alejarse. Contrario con lo que hizo con Griffin qué se quedo a tener un hijo con el y ahora comparto rasgos con ese cara de rana.

— quita esa cara. — prdemo griffin con enfado.

Interrio mi momento se análisis de su horrible cara.

— dejame, yo puedo poner la cara que se me da la gana — conteste grosero.

Me recargue en el respaldo de la banca para terminar mi refresco, mire a otro lado porque aun me sentía ofendido con el por pegarme.

Sentí un golpe en la punta de mi pie por debajo de la mesa pero no volteé a verlo, sentí otro golpe y se lo regrese enojado.

— vete a la mierda — escupi con molestia, arroje mi vaso de refresco vacío a la charola sobre la mesa y me levanté para salir de la tienda.

Cuando llegué al auto subir y me quedé mirandolo un rato hasta que decidió salir del local, en sus manos tenía una cajita sorpresa que seguro pidió cuando yo me fui. Me la arrojó a las piernas cuando subió y se acomodo en el asiento.

— la comida fue poca y necesitas comer bien — señaló al pequeño paquete en mis piernas. — además te pedí un juguete bonito.

Frunció el seño, la cajita tenía una decoración de hadas por un lado y super heroes del otro. No iba a rebajarme y abrirla, así que solo la metí en la guantera bajo su atenta mirada.

— no la guardes, comela. — murmuró mientras revisaba su teléfono.

Me cruce de brazos, no pensaba comer esa cosa, ya había quedado como tonto al comer en un lugar para niños, a demás no iba a seder a nada que el me dijera después de haberme humillado como lo hizo una noche antes.

PAPÁ necesito una familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora