AETERNUM

3.

OMNISCIENTE

El mar reflejaba los hermosos colores del atardecer, las olas eran sumamente lentas y pacíficas, las cuales, a cualquiera le darían paz y seguridad.

 Había pasado una semana aproximadamente desde que habían hablado con sus familias, el primer día que se encontraron en la playa, no paso de solo decirse hola y quedarse sentados hasta terminar su supuesto tiempo juntos, al igual que cuando almorzaban, solo comían sus alimentos y se iban. 

Por supuesto que cuando su familia los observaba, tenían que fingir estar felices y quererse mucho, pero, a decir verdad, no cruzaban más palabras cuando estaban solos. 

Tonowari, Jake Y Ao'nung llegaron durante este atardecer tan tranquilo, todo lo contrario, al medio día que habían pasado, pues, durante la pesca, habían tenido más problemas de los que eran esperados, como ejemplo, encontrarse con un Akula, el cual ahuyentaba a las parvadas de peces. 

Haciendo que, en vez de pescar peces, pescara rasguños, torceduras, o hasta heridas, algunas no tan graves, como ejemplo Tonowari solo obtuvo una torcedura en el hombro, además de un pequeño rasguño en el antebrazo, Jake salió igual, solo con una mano un poco lastimada y un rasguño algo profundo en la cara, además de una cortada en la pierna derecha. 

Pero no todos corrieron con esa suerte, pues muchos de los pescadores salieron con heridas más graves, o más bien, no solo los pescadores, pues, el resultado de Ao'nung fue de un corte en el labio, hematomas en una costilla y en el abdomen, la mano derecha lacerada, al igual que el muslo derecho, producto de la fuerza que ejerció al querer jalar a través de las fauces a la bestia marina y distraerla para que no ahuyentara la comida, ni hablar de la peor parte, aquella cortada que llevaba en el mismo brazo derecho, que iba desde el hombro hasta una parte de la espalda, a simple vista se veía que esta herida era de una profundidad considerada. 

Al llegar a la isla, fueron recibidos por las mujeres, quienes eran desde esposas, madres, hijas, hermanas, o cualquier pariente de los pescadores, quienes a simple vista se les notaba el cansancio, por supuesto que la Tsahík no era la excepción, recibiendo a su esposo en la orilla, llevándoselo con ella al mauri de sus plantas medicinales, junto con las demás hembras que iban detrás de ella, pero, por supuesto antes de ir, reviso su hijo, quien desde que tenía memoria, había sido necio para curar.

Ronal: Ao'nung, Ma'Nung, mi niño, mírate, estas muy herido. - Preocupada reviso a su cría. 

Ao'nung: No pasa nada madre, estoy bien, no te preocupes. - Tomó la mano de su madre y le dio una sonrisa en señal de qu estaba bien. 

Ronal: No hijo, no estas bien, vamos a curarte. - Por un momento, pensó en que era buena idea, pero, al observar cuanto trabajo tendría su madre con los demás heridos y en su estado, embarazada de 5 ciclos lunares, sería demasiado agotador para ella.

Ao'nung: No, no madre, estoy bien, hay heridos de más gravedad, lo mío solo es superficial, ve con ellos, estaré bien. - Beso la mano de su madre la cual tenía en la mejilla. 

Ronal: Pero...- Fue interrumpida por su hijo. 

Ao'nung: Ma'Sanok, recuerda que estas embarazada, mi hermano o hermana no puede estar en estrés, tómalo con calma. - Tomó la pancita de su madre. 

Ronal: Bien, pero, háblale a tu hermana para que ella te cure, no te quedes así, si al rato en la cena veo que sigues con las heridas frescas, ni tu ni ella volverán a salir del mauri. - Sentenció, a decir verdad, el cariño de Ronal llegaba a ser sobre protector, pero, enternecía a su familia. 

Ao'nung: De acuerdo. - Sonrió. 

En eso se escuchó la voz de su hermana, acercándose a él y revisarlo, mientras su madre hablaba, pero, algo que Ao'nung noto desde que venía, era que no estaba sola, Kiri iba detrás de ella, pues Neytiri también estaba revisando a Jake junto con Lo'ak, quien también había ido a la pesca.