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Omnisciente

Durante este, los chicos habían hecho un pequeño fuerte debajo de unos árboles de la isla a la que habían ido, tendiendo los tapetes que habían llevado al igual que cubriéndose con las mantas que traían consigo. 

 Quedando Tsireya, Kiri y Tuk en un lado y del otro, Ao'nung, Neteyam, Lo'ak y Rotxo, quienes tuvieron que ingeniárselas para no aplastarse los unos con los otros, mientras reían a carcajadas por cualquier estupidez que se les ocurriera, pero, no así, Kiri. 

La chica no paro de dar vueltas en toda la noche, pensando en que era lo que Ao'nung y Rotxo habían hablado, pues, al regresar, el semblante de ambos era un poco amenazador, no se podía asegurar que la charla había sido mala, pero, mucho menos que había sido exquisita, así que la incertidumbre la tenía a flor de piel, consiguiendo dormir después de miles de intentos. 

Por el lado de los chicos, Ao'nung obviamente disfrutaba del momento, pero, cuando llegó el momento de dormir y estar a solar con su mente, no podía, miles de cosas se le pasaban por la mente, sin dejarlo en paz y darle tregua, todo un remolino era la cabeza del chico. 

Dicen que uno comienza a conocer a las personas cuando les pones atención, sobre todo cuando frecuentas con ellas a fondo, dándote cuenta, de cómo puedes llegar a tener más cosas en común de las que te imaginas. 

Kiri se despertó durante los primeros rayos del sol, viendo a su izquierda, donde se encontraban completamente dormidas su amiga y hermana, quienes el eclipse anterior no hicieron más que disfrutar del momento, sonrió al recordarlo, pero, al mismo tiempo, paso su mano por su rostro, sintiendo un poco de malestar en esta, poco a poco se sentó y una vez ahí, desamarro la bandita que Lo'ak le había colocado para su quemadura. 

Debajo de esta, su piel se veía un tanto lastimada, no como antes, pero, había un poco de hinchazón, sin contar el color que esta tenía, un rosita un poco preocupante, sin siquiera hacer ruido o mover algo, se levantó poco a poco, pues, a lo que recordaba, durante la fogata había visto una planta que era muy buena para las quemaduras, así ella se trataría sola, matando dos pájaros de un tiro, pues, así sus padres no sabrían nada de aquel pequeño accidente. 

La chica salió de aquel árbol, sin siquiera tomarse la molestia de ir a donde los demás estaban durmiendo, simplemente camino hacia la orilla y se enjuago el rostro justo con sus manos, el sol apenas comenzaba a brillar, era apenas la fresca mañana en el arrecife. 

Ao'nung: ¿Por qué tan temprano? - La voz de Ao'nung hizo que Kiri diera un saltito de susto, haciéndolo reír entre dientes. 

Kiri: Por qué tan temprano que. - Pregunto una vez que vio de quien era esa voz. 

Ao'nung: Por qué estas despierta tan temprano, los demás siguen durmiendo. -  Hizo una seña con sus ojos, dirigiéndolos hacía donde los demás dormían. 

Kiri: Oh pues, a diario lo hago, no me gusta despertarme tarde así que, ya se me hizo una costumbre, pero, pregunto lo mismo, tú que haces despierto. - Pregunto al chico, quien tenía su lanza en mano. 

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