AETERNUM

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Omnisciente

Los sonidos sirven para liberar diferentes sentimientos y sensaciones en nuestro ser, si son algo fuertes y repetitivos, pueden causarnos enojo, furia, si son algo tranquilos, pero al mismo tiempo trágicos, pueden ponernos tristes, pero, al mismo tiempo si llegan a ser algún tipo de sonido que nos traiga recuerdos, nos hace felices. 

Por ejemplo, la música que se escuchaba en toda la aldea era simplemente increíble, hacía que quien estuviera allí quisiera mover hasta el alma para bailar. 

La fiesta ya había comenzado, Ao'nung y su familia ya habían dado algunos discursos, donde los aldeanos gritaban de alegría por dicha fiesta, tanto los líderes de otras aldeas como los integrantes del clan se acercaron al primogénito para felicitarlo por sus días y eclipses entre ellos. 

Todos disfrutaban de las comidas, bebidas y bailes que estaban presentes, la fiesta apenas comenzaba, pero, se suponía que ya todos debían estar ahí, aunque, la familia Sully si estuviera, algo que Ao'nung no entendía, era porqué Kiri no, él antes de que la ceremonia comenzara la había pasado a buscar al mauri donde Tsireya se arreglaría con Kiri como le había dicho, pero cuando esto paso, resulto que Kiri no estaba en el mauri, era como si la chica básicamente se hubiera desaparecido, así que, sin estar dispuesto a preguntarse más por ella, se acercó a su hermana. 

Ao'nung: Tsireya - La chica volteo a mirarlo mientras llevaba un pedazo de comida a su boca - ¿Dónde está Kiri? y quiero que me digas la verdad, ustedes habían dicho que se arreglarían juntas. - Tsireya desvió su mirada, pero, sabía que no podía ante su hermano mayor. 

Tsireya: Agh, de acuerdo, ella no vendrá Ao'nung - El otro frunció el ceño ante lo que su hermana le acababa de confesar - No me mires así, intente convencerla de que me dijera porqué, que estos festejos también eran para ella, pero, no me hizo caso, solo, salió corriendo. 

Ao'nung sintió como el coraje se iba apoderando de su estómago, cría haber sido demasiado claro cuando le dijo que sí o sí tenía que estar en la fiesta, sobre todo, porque en ese momento él tenía algo que darle, por supuesto algo que era parte de sus planes, pero, eso era otro tema, el punto era que ella se había desaparecido, pero, esta vez no estaba dispuesto a dejar que ella hiciera lo que quisiera. 

Tsireya: Si puedes encontrarla tráela, me encantaría que estuviera con nosotros. - Confeso con las orejas abajo. 

Ao'nung: Pero por supuesto que la voy a encontrar, hablare contigo cuando regrese, debiste decirme desde que se fue. - Tsireya asintió con cierta tristeza, viendo como su hermano se ponía de pie y comenzaba a caminar entre la multitud. 

Siendo observado por los ojos suspicaces de Psi'key, quien desde hacía rato que no lo había dejado en paz más que para cenar, ella tenía un objetivo, pero, no contaba con que él también tuviera uno, pero, en contra del de ella. 

Por otro lado, donde Kiri se encontraba, los pensamientos de que o que no hacer se arremolinaban, temía que nada saliera como esperaba.