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Omnisciente 

El eclipse se estaba inaugurando en combinación con los colores del atardecer que abandonaba a pandora, pasando de colores anaranjados a colores azulados y brillantes bajo la luz de aquellos planetas que adornaban el cielo de este imponente planeta. 

La briza que corría en la aldea era conocida por la paz que transmitía, era como si algo hubiera en ella que te hacía sentir en paz contigo mismo, que todos los problemas que una cabeza puede arremolinar, se fueran con tan solo respirar un poco de ese aire.

Entre platicas de los aldeanos que caminaban, risas de los niños que se correteaban en los caminos de maya elástica, el mauri donde Kiri y Ao'nung solían compartir alimentos, estaba completamente en silencio, mientras ellos observaban el fuego que él joven había iniciado durante el atardecer. 

Kiri: No estabas. - Por fin, palabras de la joven que rompieron su ambiente ciertamente tétrico de tanto silencio, siendo vista de inmediato por el de rizos en un molote alto que tenía a lado, casi casi piel con piel, hombro con hombro. 

Ao'nung: ¿Cómo? - Cuestiono a lo que la chica le regreso la mirada, quedando uno a lado del otro, pero viéndose mutuamente. 

Kiri: En la aldea, no estabas, o bueno, más bien no habías estado estos días. - Se encogió de hombros, abrazando sus piernas con sus brazos. 

Ao'nung: Ah, sí, así es - Suspiro y hecho la cabeza para atrás, mientras pensaba en lo que había estado haciendo - Estos días tuve que ir para invitar personalmente junto con mis padres a los líderes de otras aldeas a mis días y eclipses en pandora. 

Kiri: Oh, entiendo, pero, por qué lo dices con ese tono, acaso paso algo malo. - Era cierto, el chico tenía un tono de fastidio y cansancio al mismo tiempo. 

Ao'nung: No - Kiri le alzo una ceja y ladeo la cabeza - O bueno, no es que pasara algo malo, pero. - Tiro otro suspiro mientras recargaba sus largas manos detrás, echaba su torso recargándose en sus brazos y estirando las piernas un poco. 

Kiri: Pero... - Soltó en señal de que él chico continuara. 

Ao'nung: Es cansado ir de aldea en aldea con una faceta del heredero perfecto, ese que ni siquiera respira cuando está enfrente de superiores, que tiene que hablar cuando es solicitado solamente, que siempre tiene que estar derecho, con... - Se dio cuenta que se estaba abriendo demasiado, como sus padres no lo habían permitido jamás - Olvídalo, solo, es cansado. - Negó con la cabeza y por inercia bajo las orejas. 

Kiri: Ao'nung, no soy o bueno, quiero creer que no soy una desconocida para ti, si bien no nací o crecí en esta aldea, tu aldea, supongo que, puedo ser alguien en quien puedas confiar, no sé, una amiga. - Una sonrisa sincera y apenada al mismo tiempo se le llego a los labios a Kiri. 

Ao'nung: No, no eres una amiga Kiri. - Esta lo miro y sintió como una punzada se le venía al pecho - Eres más que eso, eres alguien muchísimo más especial azabache. - El chico se acercó a ella, la tomó de los hombros e hizo que se sentaran frente a frente, cara a cara. 

Kiri: Gr... Gracias. - Sonrió demasiado apenada, en su estómago y pecho, revoloteaban miles de Atokirinas - Pero, que más especial puede ser que una amiga. 

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