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Omnisciente 

El nacimiento de algo nuevo o bien una nueva etapa, siempre será recibido de dos maneras. 

La primera y más recurrente, será el miedo, el terror paralizador de enfrentar nuevas cosas, ese que se instala en tu pecho y te hace imaginar miles de situaciones en las que termines mal o tu integridad este en juego con respecto a la nueva etapa en tu vida. 

Por otro lado, esta aquella sensación, esa que muy pocos tienen o experimentan con respecto a algo nuevo, esa, es la confianza, la curiosidad y la seguridad de que tal vez todo mejorara para muchísimo bien. 

Y es que, que chistosa esa gente que siempre se va por lo seguro, ya sea por miedo a que algo nuevo no les guste o les favorezca, siempre eligiendo lo de siempre, como aquel que pide lo mismo en comida por miedo a probar una nueva y que no le agrade su salsa o la comida entera.

Es complicado saber que te va a deparar el destino, más cuando depende de la elección que estas a punto de tomar, pues, puede haber dos destinos para ti, tanto como te vaya mal y que te culpes día con día por el sufrimiento que te causaste, o, que te vaya de maravilla y seas tan feliz como lo imaginaste en algún momento, lo difícil aquí no es saber el futuro o incluso enfrentar las consecuencias, lo difícil aquí, es dar el siguiente paso, aventarte sin para caídas a un vacío, donde puede que aterrices en un territorio acolchonado, o simplemente, caigas y caigas sin saber qué día parara tu dolor. 

La luna eclipsada, el brillo bioluminiscente del agua, las plantas moviéndose al ritmo y dirección del aire, los ojos de los pequeños animales alados, llamados insectos, un eclipse como cualquier otro, o bueno, no tanto, pues, dentro de cierto lugar alejado de la aldea Meykayina, se encontraban dos jóvenes, de los cuales, uno de ellos había tomado recientemente una decisión la cual cambiaría cualquier futuro. 

El beso de Ao'nung y Kiri, duro al menos quince segundos, dentro de los cuales miles de sentimientos y sensaciones corrieron dentro del pecho y estómago de Kiri, los nervios, el calor, aquellos latidos rápidos que se sentían como si su corazón se fuera a salir del pecho en cualquier momento, tantas cosas experimentadas que ni siquiera sabía reconocer una mientras sus manos recorrían con cierto miedo la mandíbula de Ao'nung para llegar a su mejilla y seguir besándolo.

Por el lado contrario, el de Ao'nung, todo era un remolino de mayores magnitudes, pero, lo malo de la historia, era que el sentimiento que reinaba dentro de este egocéntrico chico era el de una victoria, de una competencia que nadie jugaba con él, era como si con ese beso inesperado por parte de Kiri, le hubiera dicho que los sentimientos por parte de la chica si eran los que él necesitaba para poder ejecutar su malvado plan; una de sus manos estaba en la cintura de la chica, mientras que la otra se encontraba en la espalda, no sabía ni le interesaba el por qué, pero, los labios de la joven, le parecieron como una fruta fresca, la cual probablemente sería su nueva adicción, como una marca personal de heroína o de planta afrodisiaca. 

Después de esos quince segundos exactos ni más ni menos, Kiri abrió los ojos, viendo lo que en realidad estaba pasando, él no la estaba besando a ella, más bien, ella lo había besado a él, así que, con un solo movimiento, poniendo las manos en el pecho de Ao'nung abriendo sus brazos, se separó de él, con la respiración acelerada y viéndolo a los ojos, con lo que reacciono dos segundos después y se puso de pie, queriendo correr, pero, oh vaya que aquel no la dejaría por ningún motivo irse, más después de lo que había pasado. 

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