Capítulo 2| Empieza la guerra

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—¡Lota! ¡Te he estado buscando como una loca!—Escuché a mis espaldas.

Me giré y pude ver a Clau, qué nada más ver qué me había quemado todo el pelo se empezó a reír en mi cara.

—Vete a la mierda.—Dije sujetando la plancha con cara de sepia.

—Pero es qué, en qué momento has hecho ese...Nuevo look... ¡JAJAJAJAJAJA!—Se cayó al suelo de la risa.

—Te lo repito, vete a la mierda. —Dije mirándole fijamente.

—Mi madre es peluquera, te ayudo porque pocas veces me he reido tanto. —Dijo eso y obviamente se volvió a reír.

Mientras me volvía a nivelar el pelo le explique el encuentro qué había tenido con aquel chico y lo rara qué me sentía después de eso.

—Mmm... Con esa descripción sigo sin saber quien es y eso qué llevo tiempo aquí, pero si lo vemos me lo señalas y yo te digo si te conviene o no.—Dijo Clau.

—Es mono pero no sé ¿Cómo me va a gustar alguien qué no conozco de nada?

—Bueno tía yo si es un tío y es humano (opcional) ya me gusta.—Dijo riendo.

—Claudia, tía, necesitas un novio ya.

Cuando dije eso la puerta se abrió y entró la Srta.Ruíz, hacedme caso, parecía MUY enfadada, casi tanto como yo cuando mi madre no me quiere pedir algo de Shein.

—¡Mochilas mochileras! ¡Por las chanclas de Moisés! ¿Qué hacéis aquí?— Preguntó con asombro.

Nada más dijo "mochilas mochileras" comprenderás qué Clau y yo estábamos al borde de un infarto de la risa.

—¡Por la falda de Mafalda! ¿Qué os hace tanta gracia?—Preguntó chillando.

—¡Refresco refrescante!— Dije muriendo de la risa.

—Bueno... Yo quería ir de buenas pero me temo qué os voy a enviar a ver a la Srta. Anamarda.

Cuando dijo eso yo me reí porque me parece qué su madre le quería muy poco como para ponerle semejante nombre de mierda, pero Claudia se quedó quieta y la sonrisa desapareció de su cara.

—Lo siento muchísimo, de verdad, Srta.Ruíz.—Dijo bajando la mirada.

—Eso está mejor.—Dijo la Srta.Ruíz y se fue.

¿Qué acaba de pasar? ¿Quién es la Sra. Calamarda, y porque le da tanto miedo?

Claudia y yo volvimos al cuarto cuando de repente entró Berta acelerada.

—¡Chicas, no abráis el armario de Claudia! —Gritó Berta desde la distancia.

—Qué abra mi cajón dice. — Dijo Claudia y como es tonta, abrió el armario.

Empezaron a caer globos de agua sobre mi cabeza y la de Claudia y entonces entendimos porque Berta no quería qué lo abriéramos. Mantequilla se asustó muchísimo.

De fondo se pudo escuchar a chicos reírse y pude ver como Berta se reía de nosotras. Me asomé a la puerta para ver quienes eran los hijos de puta qué habían hecho algo así y para mi sorpresa me encontré al mismo chico qué ví en el salón hace unas horas.

—¡¡Iros a la mierda!!—Les gritó Clau.

—Sí, nosotros nos vamos a la mierda, pero vosotras a la ducha porque os aseguro que ese agua es todo menos limpia.—Dijo el chico, qué no puedo recordar su nombre.

Después de decir eso, él apartó su mirada de Claudia y me miró a mí, no dijo nada, pero se podía notar como la comisura de sus labios querían decir "mierda".

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