Capítulo 11|Castigo y confesiones.

67 8 4
                                    

—Mmm... S-Si he ido, ¿No me has visto.—Balbucee nerviosa.

—Se cuando mientes.—Dijo mirándome.—Cuando mientes te crujes los dedos y empiezas a subir el tono de voz.

—Mierda—Pensé.—¿Como coñ0 me conoce tan bien?

—Te voy a preguntar una cosa. Si la respuesta es que sí;Miénteme, dime que no, niégalo.—Me pidió.

—¿Qué?—Dije muy intrigada.

—Ese tal Saúl que te llamó el otro día...¿E-es tu novio, verdad?—Me pregunto agachando la cabeza.

Me quedé pensando una respuesta, pero no quería hacerle daño a Caco.

—No, no es mi novio.—Contesté, sin mentir pues efectivamente a pesar de que nos hemos besuqueado, seguimos sin ser novios.

—Vale, bien.

Entonces inconscientemente me quedé mirándole a los ojos como tratando de decir "Hay algo más..."

—Oh mierda, ¿Os habéis besado, verdad?—Me volvió a preguntar.

—Bueno, que yo sepa, tú y yo no somos nada.—Me justifiqué.

—Bueno, vale. No somos nada.—Dijo con una sonrisa desafiante.

Noté como comenzaba a pensar en cosas... probablemente en chicas y no pude evitar ponerme celosa.

—¿Qué estás tramando hacer?—Pregunté vacilando para ocultar mis celos.

—Mmm...Ya te lo explicaré, amiga.—Dijo mientras se alejaba.

El muy hijo de su madre sabe como hacer para tenerme detrás de él, pero esta vez, no caigo.

—¡Viernes!—Me gritó Anamarda, provocando que yo diera un salto del susto.—¡Viernes es el día en el que finalmente voy a poder expulsarte!

Mierda, mierda, mierda. Me ha visto hablando con Caco, cosa la cual me prohibió.

—Eh... Hola, Srta.Anamarda.—Le dije.—Se que parece que estoy incumpliendo su norma... Pero obvio nunca haría eso.

—Ya, no estabas hablando con el, solo estabas comiéndole los mocos ¿Verdad?—Me vaciló.

No sabéis la impotencia que me da que me vacilen y si fuera por mi, y si ella no fuera una profesora se habría llevado una patada en la boca que no la habría olvidado.

—¡Casi! Pero no. Caco ha venido a hablarme y como usted me indicó que disimulara, he sido cortante con él pero tampoco le he ignorado completamente.—Dije rezando por que se lo creyera.

—Habéis hablado un buen rato.—Me echó en cara.

—Sí, la verdad es que Caco me echa de menos.—Dije solo para hacerla rabiar (Aunque ojalá fuera verdad)

—No creo... Esta muy bien cuidado.

—Ya, pero a veces no necesita estar bien cuidado, si no estar bien acompañado.

—Basta ya de ñoñerías.—Me indicó, molesta.

—Aja..Sí pero Caco está muy apenado, se que estás intentando que sea feliz contigo pero me temo que te vas a tener que esforzar más... No eres suficiente.—Le dije, sobrepasando sus límites.

—¡Ya está bien! Niña insolente. Ven a mi despacho, vamos a pasarlo bien.

La forma en la que exclamó esas últimas palabras hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo, esta vez, le veía capaz de hacerme algo muy malo.

Le seguí y me guió hasta su despacho, me hizo sentarme en la silla y trajo una cubeta con agua hirviendo.

—¿Vas a hacerme un caldo?—Se que vacilarle es lo peor que puedo hacer en esta situación, pero es que estaba MUY nerviosa.

Secret WhispersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora