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Una noche despejada e iluminada por la luna se presentaba ante las montañas nevadas del norte. Tan altas y tan frías, al igual que peligrosas, siendo el hogar de aquel clan de asesinos. Hombres y mujeres entrenados toda su vida con un solo propósito, proteger el reino de la tierra, deber que tienen desde los inicios del tiempo, pasando esa carga por todas las generaciones de aquellos 'ninjas'.

Su fortaleza, de antigua arquitectura china, se podía ver desde lo alto de las montañas, con el gélido toque que siempre llevaba, se mostraba imponente ante cualquiera que la viera.

En el salón principal, una habitación grande y larga, presentaba el símbolo de los Lin Kuei en casi todos lados, desde la puerta, hasta en el techo. Aquel honorable símbolo que representaba a todo un clan con el mismo honor, se lo veía tallado en los grandes pilares de piedra que sostenían el lugar, el techo con grandes vigas dejaban un espacio adecuado para mostrar el símbolo. A los costados, se podía observar estatua de los guerreros más reconocidos de su época, honrando sus acciones como protectores de la tierra. cada uno se veía separado por una viga de madera vertical, con un cercado transversal a la altura del suelo, con decoraciones hermosas de patrones orientales.

De pronto las puerta se abrieron de par en par y un hombre ingreso con un paso sereno y calmado, al salón. Sus pisadas sonaban suavemente al choque del suelo, siendo este de grandes cuadros de azulejos de mármol. Tras el hombre de inmediato le siguieron dos pisadas distintas que lo acompañaban.

—Gracias por darme un momento de su tiempo. – agradeció el primer hombre, era alto y fornido como los demás, vestía un traje blanco el cual se mantenía abierto y se podía ver parte de su pecho y abdomen, este se encontraba sujeto con un cinto rojo, todo ello combinaba con unos pantalones azules, parecidos a los de un monje. Pero lo que más llamaba la atención de aquel hombre, a parte de su largo cabello y tatuajes de dragones en los brazos, eran sus ojos, pues estos brillaban.

—Usted siempre tendrá nuestro tiempo, Loord Liu Kang. – respondió uno de sus acompañantes, un hombre más joven de ropajes amarillos, con un estilo más de combate, pues era como el uniforme de un ninja. su voz se veía algo encapsulada por el uso de su máscara.

—Ahora. . . – empezó a hablar el otro hombre. —¿Qué es lo que necesita? Señor Liu Kang. . . – preguntó con una voz gruesa y de mando, al igual que el anterior hombre llevaba casi el mismo traje solo que en azul. E igual usando una máscara que cubría la parte inferior de su rostro.

—Dentro de unos meses, empezará aquel torneo . . . – comenzó a explicar Liu Kang. —Como protector de la tierra, debo ir con el campeón que represente nuestro reino, pero no solo es uno. pues tengo varios candidatos. – tomó una pequeña pausa, viendo a los hermanos que tenía frente a él. —Y necesitaré de su compañía para ir por ellos, Scorpion. . . – miro al de amarillo. —Sub zero. – sus ojos se dirigieron al de azul. —Mañana partiremos en busca de los primeros.

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( ❆ )  𝑻𝑹𝑨𝑰𝑻𝑶𝑹   -  𝘉𝘪-𝘏𝘢𝘯 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora