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—Liu Kang está aquí. 

La mirada fría de Bi Han habría regresado a sus ojos. El sol comenzaba a salir y eso significaba que otro día empezaría. Giró su mirada para ver a Mei, dormida sobre la cama, tan tranquila, linda y tierna. Su cabello, algo desordenado sobre las almohadas. El sentimiento de querer seguir durmiendo con ella se apoderó de su voluntad por un segundo, pero sus responsabilidades y ambiciones también eran importantes.

—Ya iré a recibirlo, gracias Sektor, puedes retirarte.

Sektor hizo una pequeña reverencia y se marchó, pero antes pudo ver a la mujer de su Gran Maestro por un pequeño fragmento de segundo mientras se cerraba la puerta.

Con un silencio increíble, Bi Han abrió el guardarropa de Mei, y busco un nuevo conjunto de su ropa, después de tanto tiempo, tenía algunas de sus cosas ahí.

Se vistió rápidamente y arregló su cabello que estaba algo desordenado. Salió de la habitación tal como había entrado la noche anterior, en completo silencio.

Si las cartas de esos idiotas no se equivocaban, el dios del fuego estaría ahí por Mei. Aquello simplemente lo molestaba, como el Gran Maestro de su clan, tenía varias responsabilidades, y guiar a su gente a un mejor futuro era lo esencial. Mei era su mano derecha, muchas decisiones fueron discutidas entre los dos desde que asumió su herencia.

Su caminar era rápido, pasos silenciosos y controlados, ágiles pero furiosos.

Llevarse a Mei, todavía no entendía el por qué de ello. Arrebatársela en un momento así, dónde cualquier transgresión puede pasar mientras los reinos están metidos en la celebración del torneo.

Eran muchas cosas que le causaban molestias, y todo por ser los guardianes y protectores de la Tierra. Una responsabilidad con la que él no se sentía conforme.

—Lord Liu kang... – tras llegar con el dios, lo saludo con la frente en alto.

—Buenos días, Bi Han...

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Viendo el amanecer desde los tejados, el frío rocío matutino abrazaba su rostro. Cerró los ojos, concentrándose en su intento de meditación, pero por más que quisiera tener la mente en blanco no podía evitar pensar en ello.

No fue su intención llegar a escucharlos, simplemente se dejó llevar por su preocupación y de un momento a otro término parado al frente de aquella puerta.

( ❆ )  𝑻𝑹𝑨𝑰𝑻𝑶𝑹   -  𝘉𝘪-𝘏𝘢𝘯 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora