Capítulo 786: Ella Regresará

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La noticia de la derrota de An You llegó a la capital. La anciana se desmayó directamente y la Residencia del General comenzó a ser perturbada de nuevo. La atmósfera estaba llena de ansiedad y desesperación sofocantes.

Mientras tanto, An Lingyun también estaba en problemas. Debido a que había gastado extravagantemente con la Princesa Ming Zhu antes, apenas quedaba dinero en el libro de cuentas. Ni siquiera había suficiente para mantener las operaciones básicas de la Residencia del General.

Todo lo que le gustaba a la Princesa Ming Zhu era exquisito y caro, y tanto An Lingyun como la Princesa Ming Zhu eran personas que no tenían ningún concepto de dinero. Siempre que encontraban algo que les gustaba, simplemente compraban, compraban y compraban.

Gastaron dinero como si fuera agua.

Originalmente, la anciana quería sacar sus ahorros personales para compensar esto, pero Ning Shu no lo permitió y directamente hizo que se redujera el número de sirvientes que prestaban servicio en la Residencia del General.

Ning Shu hizo que An Lingyun eligiera qué sirvientes dejarían la residencia.

Todos los sirvientes se arrodillaron frente a An Lingyun y le rogaron que no los vendiera.

An Lingyun nunca antes había experimentado algo como esto. Todos los sirvientes lloraban desesperadamente y se arrodillaban frente a ella. Fue una visión extremadamente lamentable.

An Lingyun miró hacia Ning Shu y preguntó vacilante: —Madre, ¿realmente los vamos a vender?

Ning Shu dijo con suavidad: —Sí, porque la Residencia del General ya no puede permitirse el lujo de mantenerlos. El salario de su padre no es muy alto y los ingresos de la tienda solo son suficientes para pagar el salario de la residencia. Ya ha estado administrando la residencia durante tanto tiempo, ¿podría ser que no se dio cuenta de eso?

An Lingyun dijo: —La mayoría de esas cosas fueron compradas para la Princesa Ming Zhu.

—Lo sé, pero en ese entonces, la que pagaba era usted—. Ning Shu luego dijo: —Elige a la gente. Estos sirvientes ya no pueden servir en la Residencia del General, pero podrán ir a una residencia diferente y servir a un nuevo amo.

An Lingyun luchó con la decisión. Nunca había tenido que pasar por algo como esto y estaba tan asustada que comenzó a llorar. Miró hacia Ning Shu en busca de ayuda, pero Ning Shu solo negó con la cabeza.

Al final, An Lingyun finalmente eligió a un par de sirvientes y se los vendió a la proxeneta. Aceptó la plata que se le dio. Eran diminutos pedazos de plata.

Los sirvientes que fueron vendidos revelaron inmediatamente expresiones de resentimiento hacia An Lingyun. Si no fuera por su estado, probablemente ya habrían comenzado a maldecirla.

An Lingyun nunca pensó que los sirvientes que solían ser muy respetuosos con ella y siempre la llamaban segunda señorita la mirarían de una manera tan aterradora como si quisieran comérsela viva.

An Lingyun dio un paso atrás con miedo. Ning Shu la tiró detrás de ella e hizo que la proxeneta se llevara a los sirvientes.

—Madre—, dijo An Lingyun, sintiéndose agraviada.

Ning Shu dijo: —No tengas miedo. A partir de ahora, nuestra residencia tendrá que empezar a disminuir nuestros gastos. Lingyun, tienes que aprender a hacer todas estas cosas.

—Entiendo.— An Lingyun se sintió inexplicablemente sofocada.

Después de eso, Ning Shu, la anciana y An Lingyun comenzaron a discutir cómo disminuir sus gastos. La anciana canceló la bebida de nido de pájaro que tomaba todos los días, Ning Shu también canceló la bebida de nido de pájaro que tomaba una vez cada dos días. Con esto, se ahorró bastante dinero.

An Lingyun se mordió los labios y luego dijo: —Hay muchas cosas en el patio de la Princesa Ming Zhu. ¿Qué tal si vendemos todas las cosas en su patio?

Ning Shu sonrió mientras miraba hacia An Lingyun. An Lingyun finalmente había comenzado a aprender a calcular.

—No hay necesidad de tocarlas. La Princesa Ming Zhu regresará—, dijo Ning Shu en tono confiado.

El color de la cara de la vieja madame empeoró de inmediato.

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