en armas

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Carol acercó la afilada hoja de aquel cuchillo a la yugular de Liam y apretó amenazante mientras sus ojos aseguraban, sin necesidad de palabras, que podría seguir empujando hasta rebanarle el cuello sin piedad.

-Repítelo- le gritó furibunda. -Dilo otra vez y serás el primer caminante que atrape hoy- casi le escupió.

-¡Zumbada!- la acusó y, al segundo siguiente, un golpe seco casi le desencajó la mandíbula.

3 minutos antes

-Hola- pronunció Liam amablemente al entrar en la nave.

-Hola- contestó Carol, que ya llevaba allí más de una hora esperando.

-¿Falta mucho para empezar?- preguntó al resto, sin perder la simpatía, antes de sentarse junto a ella.

-¡Anda que ibas a elegir esta vacía!- se burló uno de los hombres señalando la butaca que quedaba entre él y otro tipo.

-¿Te han explicado las reglas?- ignoró el comentario para centrar toda su atención en Carol.

-No, pero espero que la primera sea que os calléis la boca de una vez- fue tan borde como pudo y consiguió justo lo que había esperado.

Las risas y burlas de todos los demás.

-Me han quitado las armas- le susurró ahora sin que nadie pudiera darse cuenta.

-Joder- miró hacia el frente para disimular y comenzó a mover su pierna nervioso, pues no era aquello lo que debía haber pasado.

-¿Y cuál es el plan?- necesitó Carol preguntar.

-No pasa nada, confía en mí- le pidió, pues aún podrían seguir sin salirse demasiado de lo planeado.

-No, escucha- se frotó él la cara, fingiendo estar cansado. -Pasa tu derecha tras la silla- improvisó mientras sentía como el corazón comenzaba a latirle con más fuerza de la que estaba acostumbrado.

-Ya- ni siquiera movió los labios para decir.

-Espera- ahora tenía él que coger disimuladamente su arma y dársela sin que nadie pudiera verles: como un adolescente pasándole sus respuestas a un compañero en mitad del examen, pero él no era de aquellos.

Nunca había sido capaz de hacerlo y esta vez tampoco.

-¡Vamos allá!- resonó el eco de Jones en la nave. -Nada de peleas, ni de robaros entre vosotros, ¿entendido? Medio litro por cabeza y... podéis pillar lo que queráis de esa pared- resumió rápidamente la información que decía todos y cada uno de los días, sin excepción. -Menos tú, bonita- la señaló. -A ver cómo te las apañas ahora- se jactó.

-La verdad es que no nos vendrá mal un poco más de gasolina, así que podemos aprovechar-.

-¿Qué hay que hacer?-.

-Llevarles caminantes-.

-¿Cómo?-.

-No sé para qué los quieren, pero los quieren- se encogió Liam de hombros, -y pagan con gasolina por ir al bosque y... llevárselos-tomó aire.

-Vale- asintió Carol mientras pensaba. -Vamos, cogemos a unos cuantos, se los damos y...- era lo que le faltaba y, en realidad, lo único que quería saber.

-¡Eso no es justo!- protestó Liam en cuanto escuchó a Jones.

-La puedes ayudar tú, si quieres-.

-¡Con la polla la va a ayudar!- soltó uno de los hombres desde el fondo.

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