vivo

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La vida para ella nunca había sido algo fácil. Quizás de niña, o incluso en el instituto... pero ya está. Los días de juego y bromas entre amigas se le acabaron demasiado rápido. Ed apareció en su camino demasiado pronto.

Tanto que no tuvo tiempo siquiera a saber si todo aquello que ella entonces llamaba amor era realmente amor.

Ojalá ahora pudiera tenerse a sí misma delante.

Ojalá poder decirse que nada de todo lo que soportaba era normal; que aquel primer comentario que tan mal le sentó y por el cual Ed pasó días y días pidiendo perdón solo sería eso, el primero de tantos, la chispa que prende el incendio.

Ojalá agarrarse de la mano el día en el que le gritó delante de todos sus amigos, aquellos que luego irían desapareciendo casi sin avisar.

Ojalá abrazarse tras aquel golpe que la llevó por primera vez al hospital.

Ojalá poderse contar que aquel infierno no duraría para siempre.

Ojalá advertirse para que jamás soltara a Sophia de la mano.

Ojalá empujarse a salir corriendo del Reino para jamás haber tenido que mirar a Henry a los ojos, o para nunca haberlo tenido que ver morir.

Ojalá haberse dicho de que no dejara a Daryl marchar.

Ojalá poder dar el tiempo atrás...

-¿Lo ves?- la sacó Liam de sus pensamientos.

-Sí- mintió, pues ni siquiera sabía qué era lo que acababa de preguntarle.

-No lo ves- sonrió al corregirla, pues su tono no había llegado a ser nada convincente.

-No- suspiró, -pero... me da igual todo esto- el mapa, sus cuentas, aquel libro sobre meteorología... Todo.

-Entonces es que ni siquiera me has escuchado, Carol- protestó. -Ese hombre nos dijo que a tu amigo se lo habían llevado los franceses y... dimos por hecho que había mu...- frenó en seco al darse cuenta de que la palabra que había estado a punto de decir no era la más adecuada. -Da igual- meneó la cabeza. -Lo que intento decirte es que... hay muchas probabilidades de que el barco llegara a Francia- era ahí a donde quería llegar, lo demás, todos sus cálculos y elucubraciones, quedaba en segundo plano.

-¿Tú crees?- un escalofrío la cruzó por entera al oírle, robándole la respiración para devolverle el latir de su corazón.

-Sí- estaba convencido, de hecho. -Y... si ese hombre tiene la mitad de carácter que tú... dudo que nadie haya podido acabar con él; y quizás tampoco hayan querido hacerlo...-.

Liam había visto su forma de actuar, había sido testigo de su rastro, la había tenido delante en plena acción e intuía, por las palabras de Dustin sobre él, por la forma en la que ella misma también lo había mencionado, que quizás Daryl era la otra cara de su misma moneda.

-Así que podría estar vivo, Carol- le insistió. -Lejos, sí, pero vivo- aquel era un detalle menor y la segunda parte de todo aquello que había escrito en el papel de aquella vieja libreta.

Ella tardó al cinco minutos más en reaccionar.

Daryl podría estar en Francia, prisionero... o perdido... pero en Francia.

Podría seguir vivo en otro lado del mundo, lejos de ella, pero buscando la forma de volver a casa.

-Te lo prometo-.

Joder. Nunca debió haber dejado que se fuera.

Miró el mapa que había sobre la mesa y posó su índice justo en Maine, luego miró Francia... tan pequeña comparada con Estados Unidos, pero tan grande cuando no tenía ni idea de a dónde tendría que ir.

Paris.

Si fuera ella iría a Paris.

Se escaparía de donde fuera y marcharía a la capital.

Si fuera ella sabría, casi con total seguridad, que él la iría a buscar y ese podría ser un buen lugar para encontrarla; para encontrarle.

O no.

La costa, mejor. Un barco para regresar.

Cerró los ojos y se intentó concentrar.

-Carol...- fue Liam a decirle, pero ella le negó con la cabeza antes de que pudiera continuar.

Podría coger un barco, no sería la primera vez que navegara en alta mar; podría recorrer la costa francesa y, con suerte, él hubiera dejado alguna señal.

Respiró, agobiada.

¿Y si él mientras tanto intentaba volver? ¿Y si se cruzaban, barco a barco, pero no se volvían a encontrar? ¿Y si jamás daba con él?

Tragó saliva y soltó todo el aire que había en sus pulmones.

-Escúchame- insistió él al verla de nuevo a punto de romperse. -Tengo un plan...- le aseguró.

-Daryl...- cerró los ojos. -Daryl está vivo- asintió, para poder darle verdad y sentido a aquella idea, para alejar todos sus temores, para dejar atrás aquella pesadilla en la que había llegado a hundirse en las últimas semanas. -Está vivo- se levantó de la silla y, por primera vez, una tenue sonrisa dio algo de luz a su cara.

Sí, Daryl tenía que estar vivo, porque le había prometido volver, porque jamás se dejaría matar o morir lejos de casa. Estaba vivo porque le necesitaba. Estaba vivo y ahora solo lo tenía que encontrar.

-Un barco...- pensó en voz alta. -Tienes que...- se giró para volver al estudio a recoger sus cosas. -No, mejor- cambió de idea, -¿podrías acercarme tú al puerto?- estaban en la costa, podría coger algún barco y...

-No me jodas, Carol, que piensas llegar a Francia con una de las barcas que hay en el puerto- no llegaría ni a aguantar un solo día a flote si es que esa era su intención.

-Sino, no te preocupes, ya...- él la cortó antes de que pudiera seguir.

-Conozco a alguien que podría llevarte en avión- ese era el plan que ella no le había dejado contarle.

-¿Cómo?- se volvió hacia él mientras otro escalofrío le recorría la espalda.

-Será más rápido y... mucho más seguro-.

-No- ni loca.

-Carol...- no entendió el por qué de su tajante negativa.

-No, Liam... no me voy a subir a un avión- la mera idea la comenzó a asfixiar.

-¿Por qué no?-. 

Coming homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora