sans défense

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La calma de la oscuridad la meció entre sus brazos y, por unos segundos, se sintió flotando en mitad de la nada.

Unos pequeños destellos de luces azules y naranjas se arremolinaron frente a sí, acercándose y alejándose, haciendo que otras imágenes se fueran entremezclando con ellas. Unos pies caminando sobre la hierba; unas manos acariciando a otras; árboles movidos por el viento; unas nubes; las alas de la chaqueta de Daryl; agua... Iban y volvían como si jugaran al escondite con ella, como si tuviera que buscarlas, perseguirlas en un espacio etéreo hasta que acabaron desvaneciéndose.

Desaparecieron por completo y, en su ausencia, quiso creer que aquella negra inmensidad era un cielo apagado de estrellas.

La nada absoluta.

Nada salvo un repentino pitido en los oídos y un arenoso sabor a sangre y a tierra.

Escupió en cuanto fue consciente y abrió los ojos para descubrirse tirada en el suelo, a unos largos metros de la avioneta.

Recordaba haber salido de ella por su propio pie, al igual que recordaba aquel pitido, pero no el momento en el que había llegado a caerse desplomada allí mismo; porque aquel olor y sabor a hierro entre los labios ya le adelantaba un golpe cuyo dolor no tardaría en hacerse notar.

-¿Carol?- escuchó a Liam llamándola, pero no pudo verlo.

-¿Mmm...?- ahora sí, todo el cuerpo se le resintió al moverse para tratar de ponerse en pie. -Ahh...- se quejó al conseguir estirar sus manos y alzar la mirada hacia la avioneta de nuevo, o al menos lo que quedaba de ella.

-¡Carol!-.

-Liam...- ahogó otro gemido de dolor al terminar de levantarse y tomó aire antes de comenzar a arrastrar sus pies hasta el ala. -¡Liam!- fue ahora ella quien lo llamó.

-¡Gracias al cielo!- soltó al verla.

-¿Estás bien?- supo que no, pues de otro modo no seguiría allí sentado, pero de igualmente necesitó su respuesta.

-Creo que me he clavado algo en la espalda- al menos era eso lo que más le dolía. -No consigo ver qué es y... me daba miedo lev...-.

-Es un...- se agachó, -un trozo de hierro- no era demasiado grande, pero entendía el temor de Liam pues, de pronto, fue también el suyo propio. -Voy a buscar algún trapo o algo para poder taponar en cuanto lo saquemos- pensó con rapidez.

-Vale- tragó saliva. -¿Tú estás bien?-.

-Sí- le dolía el cuerpo entero y sentía un fuerte quemazón en la mejilla, pero al menos no estaba unida a un trozo de avioneta.

Ni tirada en el suelo casi sin vida, como sí parecía estar John.

Luego se ocuparía de él. Más tarde intentaría...

-Mierda- soltó al oír a lo lejos el motor de unos coches.

-¿Qué es eso?- se asustó Liam.

-No, no, no...- buscó de dónde provenía el ruido y tanteó la posibilidad de salir corriendo, pero no podía dejarle a él allí tirado.

-Carol...- temió él que quienes se estuvieran acercando fueran los mismos que los habían derribado en el aire y, por un segundo, estuvo a punto de pedirle que se fuera, pero no fue tan valiente.

-Liam- se acercó rápidamente a él y tomó aire en cuanto, al fin, consiguió ver los furgones. -Sígueme la corriente, por favor-.

-¿En qué?-.

-Aún no lo sé- reconoció mientras toda ella trataba de trazar un plan, algo que pudiera funcionar.

-Où sont-ils?- escucharon en cuanto se detuvieron.

-Je ne sais pas, regarde par là-bas- se habían bajado del coche.

-Carol...- fue a decirle, pero ella se lo impidió enmarcando su rostro con ambas manos y acercando rápidamente su rostro al suyo para besar con sus labios los suyos.

-Stop là!- escucharon gritarles apenas unos segundos después. -Personne ne bouge- no supieron qué significaba pero sí que era una orden irrefutable.

-Carol...- tragó Liam saliva en cuanto ella se separó, extrañado por su gesto, emocionado incluso.

-Bonjour, eh...-trató ella de hablar, -nous..- miró al hombre que les apuntaba con el arma y levantó las manos mientras intentaba recordar lo poco que sabía de francés, -nous... non... non... problèmes-.

-Qui êtes-vous ? Que faisiez-vous dans cet avion?- se fue acercando.

-El... el avión...- fue lo único que le entendió, pero no tenía tiempo para inventar aquella explicación. -Pardon, mais...- miró un segundo a Liam y agradeció que su beso lo hubiera dejado sin palabras, y casi sin respiración. -Mais... mon... mon marido est...-.

-¿Qué pasa?- el acento francés del otro hombre fue innegable, pero solo aquellas dos palabras dejaron claro que intentaba ayudarla a expresarse, o que incluso la había entendido sin más necesidad de palabras.

-Mi marido: él- le señaló. -Herido- se señaló su propia espalda. -No problemas, por favor- siguió diciendo lento. -Él- miró a John y lo apuntó con el dedo índice para que los hombres también lo vieran. -Herido también-.

-Comprendo- le respondió. -Attendez ici- se volvió a su compañero. -Ne bougez pas, je vais parler à Genet-.

-D'accord-

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⏰ Última actualización: Apr 08 ⏰

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