fondo

56 10 0
                                    

No. No sé. Te digo que no lo sé.

-Por favor- se agachó ella para quedar a su altura.

Es que no lo sé. No tengo ni idea. De verdad. Te lo juro.

-Carol...- rozó Liam su brazo para llamar su atención en mitad de todas aquellas preguntas sin respuesta.

-¿Qué?- lo miró.

-¿Y si es verdad que no sabe nada?-.

Llevaban más de media ahora allí, en mitad del bosque, con aquel hombre atado a un árbol a kilómetros de donde debería estar. Insistiendo una y otra vez en lo mismo: por las buenas, por las malas; con amabilidad y hostilidad; con palabras suaves y con gritos.

-Podríamos soltarle y buscar otra manera de...-.

Carol prefirió no dejarle terminar, porque esa opción ni podía ni quería contemplarla.

Cogió su pistola y disparó a Dustin en el pie sin previo aviso.

-¡Ahh!- bramó de dolor.

-¡Carol!- exclamó Liam. -¿Qué...?- fue a reprocharle, pero supo que frente a su determinación por encontrar a Daryl no podía hacer nada, absolutamente nada.

-Me quedan cinco balas- le aseguró a Dustin mientras tomaba asiento en el suelo, frente a él.

-¡Te he dicho mil veces que no sé nada!- casi lloró.

-¿Cuánto hace que trabajas para ese hombre?-.

-¿Para quién?-.

-Para el tipo de la gasolinera-.

-No sé... ¿cuatro años?- quizás más, tal vez menos.

-¿Y qué hacéis con esos caminantes?-.

-No lo sé-.

Carol apuntó ahora a su brazo.

-Para, para- suplicó antes de que volviera a dispararle.

-¿Qué hacéis con ellos?-.

-Nosotros no hacemos nada, solo... llenamos esos contenedores con lo que nos piden y...-.

-¿Quién os lo pide?-.

-Gente- se encogió de hombros.

-¿Quién?-.

-Yo qué sé- musitó. -Imbéciles que... un día fueron lo suficientemente poderosos como para seguir teniendo influencia ahora mismo- tragó ahora saliva.

-¿Y para qué los quieren?-.

-Depende- respiró. -Algunos para pasar el rato, para cazarlos o... para jugar con ellos como si fueran animales de circo; otros para protegerse de los vivos...- fue a seguir, pero ella se adelantó a sus palabras.

-Mi amigo estuvo en vuestra gasolinera hace cuatro semanas- le costó pronunciar y, aún más, recordar su voz prometiéndole que en pocos días estaría de vuelta.

-Ya te he dicho que no sé quién es tu amigo-.

-Iba en moto y llevaba ese arma...- señaló la ballesta que había soltado junto a la camioneta antes de ayudar a Liam a atarlo.

-No lo vi- volvió a mentir.

-Es difícil no verlo- quizás para ella lo era mucho más, pero sabía que Daryl era el tipo de persona que no llega y se va sin más. -Llevaría una chaqueta con un par de alas en la espalda: una de tela gastada y la otra pintada de azul- apretó los labios antes de seguir. -El pelo largo- probablemente más de la cuenta pues llevaba meses fuera y sabía que ni siquiera se habría parado a intentar cortarlo, -siempre tapándole la cara- volvió a tomar aire. -Algo de barba, nariz ancha, ojos azules y... pequeños...- le había mirado tanto, le había observado tantas y tantas veces que podría describirle hasta el menor de los detalles de su rostro sin hacer siquiera esfuerzo por recordarlo. -Y una cicatriz aquí- se cruzó el ojo izquierdo como si pudiera dibujar con la yema de sus dedos la línea que cruzaba el rostro de Daryl.

Coming homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora