Capítulo 14: Huida final

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— ¡Alisten todas las defensas y devuelvan a los prisioneros a las celdas! — Ordenaba Makarov, mientras corría hacia el edificio central de la isla. Los demás miembros del grupo también corrían en dirección a la armería o a devolver a los prisioneros a sus celdas.

Hades se acercó a Makarov — Alguien nos delató, no había forma de que las autoridades se enteraran de nuestra ubicación.

— Seguro fue Jude — Dijo Makarov con desprecio — Lo vi liberando a la rubia esa. Es un traidor.

— Oh... Entonces, ¿como lidiamos con todos ellos? — Preguntó Hades, apuntando a las naves de la policia que se acercaban.

Makarov lo pensó unos segundos — Usaremos todas nuestras armas contra ellos. Luego huiremos. — Declaró, dirigiendose a la armería.

En las naves

— Estamos a 400 metros de la isla. — Informó un robot policía, en la nave que encabezaba el ataque.

El robot comandante analizó el panorama desde el asiento del copiloto de su nave — Al parecer hay hostiles en la isla. Prepárense para el fuego enemigo. Protejan a los civiles que vinieron con nosotros.

— ¡Sí señor!

En otra nave, había tres robots policías que viajaban junto a Natsu, Gray, Mirajane, Elfman, Igneel, Zeref, Mavis, Juvia, Ur, Cana y Gildarts.

— ¡Apenas baje voy a matarlos a todos! — Gritó Elfman con furia, sujetando una escopeta que le habían dado los robots policías.

— ¡Yo también! — Gritó Mirajane sujetando una cuchara.

Mavis estaba confundida — ¿Por qué trajiste una cuchara?

Gildarts sintió un escalofrío — Una vez, luego de estar en un trio con dos hombres, la llamaron zorra. Ella los castró con esa cuchara.

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— ¿¡CON UNA CUCHARA!? — Preguntó Natsu totalmente aterrado, al igual que los demás.

Mirajane se encogió de hombros — No me gusta que me insulten de ninguna manera. Además, en teoría yo nunca he estado en una relación romántica con nadie, por ende nunca le he sido infiel a nadie, por ende nunca he hecho nada que amerite que me insulten de ese modo. Por eso los castré, por insultarme sin razones.

— ¿Cómo es que no estuviste en la cárcel? — Le preguntó Zeref.

— Bueno, Gildarts me ayudó con eso al mover sus influencias — Mirajane le mandó un beso volado al hombre.

Cana quedó perpleja — ¿Eres consciente de que hay robots policias aquí, cierto?

— Si, pero igual nos juzgarán por esto después de que la operación termine. ¿Cierto? — La albina se giró a ver a los policias.

El robot policia puso en sus ojos un signo de afirmación — Eso es correcto. Cuando la operación termine, el señor Gildarts y la señorita Mirajane serán juzgados en un tribunal por sus crímenes. Sin embargo, su participación en esta operación será tomada en cuenta a la hora de reducir su condena.

— Ya oyeron, entre más hombres castre hoy, más reducirán mi condena — Mirajane sacó otra cuchara de su bolsillo.

— Ahora tiene dos cucharas — Cana se palmeó la cabeza, para después mirar a su padre con preocupación — Yo te ayudaré en lo que pueda para reducir tu condena.

La chica de la fiesta (Nalu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora