Hogar dulce hogar

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Era un nuevo día atrapados en la ruta N°2 la cual estaba colmada de autos. Todos querían irse de las ciudades y la pregunta que todos se hacían era, ¿A dónde ir?

Nadie conocía un lugar seguro, nadie sabía de algún refugio o una zona segura, algún lugar que no haya sido atacado por esas cosas.

—¿Hay alguna novedad?—pregunto una mujer a su esposo.

Este nego mientras sintonizaba la radio del vehículo.

—Que novedad —dijo harta bajando del auto.

—No pierdas la esperanza María —alento su esposo.

Varios aviones militares pasaron por encima de ellos a gran velocidad.

—¿A qué altura estamos?—pregunto María mientras intentaba hacer una llamada.

—Cerca del Minotauro —respondio su esposo

Las personas alrededor empezaban a perder la paciencia, muchos se alborotaban, otros se encerraban en sus autos y otros buscaban la manera de salir de ahí.

María camino por medio de varios autos mientras escuchaba conversaciones indistintas a su lado, varios rezaban y otros sollozaban.

—Solo espero que termine pronto —rogo otra mujer en su auto

María vio a unos cuantos metros el parador llamado Minotauro y camino hasta allí para comprar algo de comida y quizá tener más información de lo que estaba pasando.

Cuando entro, la gente que había dentro estaba alborotada, todos corrían, los micros que habían parado se estaban yendo rápido, en síntesis, todo era caos y descontrol.

—¡Tenés que salir rápido de acá!—grito un hombre antes de salir corriendo

A ella no le importo y se adentro aún más en ese caos mientras iba robando algunas golosinas que encontraba tiradas en el piso.

Informamos a los televidentes que se queden en sus hogares mientras el ejército intenta poner orden —dijo la reportera en la tele antes de que la señal se fuera

De pronto, todo el lugar quedó a oscuras ocasionando que todos paniquearan y salieran corriendo de allí.

María volvió al auto donde su esposo todavía seguía esperando noticias.

—Quiza mi hermana pueda recibirnos en Pinamar —propuso

—Todas las rutas están llenas inexplicablemente —refuto su esposo —no llegaríamos a Pinamar ni aunque quisiéramos

—Logre conseguir esto —dijo ofreciendo un par de golosinas

Pero en ese momento se escuchó la bocina de un tren cerca.

—¿Un tren a esta hora?—pregunto sorprendida

Vio como las luces de este se acercaban con mucha velocidad.

—No parece estar frenando —noto el esposo —subite ya —ordeno

María acato la orden con miedo y subió al auto.

—¿Que está pasando?—pregunto con miedo

—Todos van a morir si se quedan —dijo mientras arrancaba el auto

Se fueron de ahí rápido antes de que el tren llegase. Se metieron en un camino de tierra paralelo a las vías y lograron cruzar del otro lado antes de que el tren llegue a ellos.

María vio por la ventana de los vagones como había gente peleando entre si y como esas cosas atacaban a todos abordo.

El tren no bajo en ningún momento la velocidad, pasando muy rápido por el lugar sin siquiera frenar.

El Tango De Los No-MuertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora