22 Después de la guerra

240 19 39
                                    

–¡Por Harry Potter, el Elegido!

Centenares de copas se alzaron por toda Gran Bretaña al saberse la noticia de la muerte de Vóldemort. Por todas partes, grandes grupos de magos celebraban, reían y cantaban.

No se sabía cómo, pero la noticia se había extendido tan rápido que en apenas un par de horas todo el mundo sabía lo que había pasado.

El Profeta imprimió una edición especial, al igual que los otros periódicos y revistas, contando una y otra vez lo poco que se sabía: Los pueblos y ciudades que habían sido atacados por las criaturas de Vóldemort ya estaban bajo el control del Ministerio, y decenas de Aurores e Inefables intentaban que todo volviese a la normalidad lo antes posible, reparando los desperfectos y borrando la memoria de los muggles supervivientes.

Hogwarts había resistido una feroz batalla, defendido por los ciudadanos y los Aurores, guiados por Albus Dumbledore. Había un rumor que decía que una extraña mujer con alas y cola de serpiente se había llevado a los Inferi, pero nadie daba crédito de eso.

También había salido a la luz el apoyo que el profesor Snape había proporcionado, y su lealtad a Dumbledore, pero el director, fiel a su palabra, no había desvelado nada más acerca de los motivos de su fidelidad.

La fotografía robada había sido publicada, pero la noticia fue relegada a un pequeño rincón, oculta por lo que en aquel momento ocupaba la atención de todos.

Ese día, lo que llenaba la primera plana de los grandes periódicos era la lucha final entre Harry Potter y lord Vóldemort.

El cadáver del mago tenebroso había sido recuperado, identificado y destruido por el Ministerio, pero no había una versión oficial de lo que había ocurrido. Por eso, lo más codiciado era una entrevista con el Elegido.

Decenas de periodistas habían asediado Hogwarts, o se agolpaban en las puertas de San Mungo, intentando hablar con el gran Harry Potter, sin saber que el chico se encontraba unas calles más abajo, en un hospital muggle.

En el hospital se había decretado el silencio más absoluto. El doctor Lester, director del hospital, se había encargado personalmente de invocar los hechizos necesarios para proteger la privacidad de su paciente más preciado, mientras este se recuperaba de sus heridas.

Harry fue trasladado a una zona especial del hospital, de acceso restringido, donde podría estar más aislado, pero donde también podía recibir visitas especiales sin levantar sospechas.

El primero en llegar fue Dumbledore, acompañado por Ron y Hermione, pero no pudieron hablar con Harry hasta el final del día, porque el chico seguía durmiendo, para recuperarse del agotamiento y de los efectos de las maldiciones más peligrosas que había recibido.

Pero Ginny sí que estaba despierta, y se vio envuelta en un fuerte abrazo por parte de su hermano. Por una vez, Ron y ella no discutieron como tan frecuentemente hacían, sino que se reencontraron con alivio y alegría. Entusiasmado, Ron le dio noticias de los demás miembros de su familia.

–Papá está en San Mungo. Se quemó con uno de esos fuegos azules que lanzaban los vampiros muertos. Charlie también estaba allí, y nos ha contado la historia más extraña de todas ¿sabes quién es el amigo del que siempre nos habla en las cartas?

–¡Ron! No creo que eso sea importante ahora, Ginny ha estado secuestrada –le regañó Hermione–. ¿Cómo conseguiste escapar? ¿Te salvó Harry?

–En realidad... ha sido mucho más complicado que eso –Ginny miró a su hermano con una sonrisa misteriosa–. No te vas a creer quién fue a rescatarme...

Mientras ellos se ponían al día, Dumbledore se acercó a la habitación donde descansaba Snape. El mago seguía bajo los efectos de la anestesia, pero Astrid y Celine pudieron responder a sus preguntas y resumir lo que había ocurrido en la mansión Riddle.

La familia Snape (Severus x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora