Sussurro [Draco Malfoy y Harry Potter].

La casa de Salazar Slytherin.

Capitulo 4: La casa de Salazar Slytherin.

Cuando el director dio por terminado el banquete de bienvenida, los estudiantes de años superiores salieron del Gran Comedor con rapidez, ansiosos por hablar con más intimidad con sus amigos y conocidos. Por otro lado, los prefectos de cada una de las cuatro casas esperaron, de forma bastante paciente, a que el comedor se calmara para poder guiar a los estudiantes de primer año con tranquilidad.

Lynx observó a los prefectos de Slytherin, que hablaban en voz baja a unos metros de ellos. El chico era alto, de cabello negro, piel trigueña y ojos aparentemente negros desde la distancia, lo que creaba un curioso contraste con la chica, que tenía el cabello rubio y los ojos azules, suavemente iluminados por las antorchas.

La chica se giró hacia ellos unos minutos después, con una expresión amable. —Sígannos por aquí, por favor.

Un murmullo de acuerdo se escuchó, a lo que la chica asintió y comenzó a caminar junto al muchacho, guiándolos hacia la salida del Gran Comedor y luego hacia las mazmorras del castillo.

—¿Y dónde está la sala común? —preguntó Greengrass al ver que ambos prefectos se detenían ante lo que parecía ser una parte más de la pared de la mazmorra.

El chico sonrió con diversión, girando brevemente la cabeza. —Pura sanguine.

La piedra oscura se apartó silenciosamente, dejando escapar el olor a madera quemada de la chimenea y el suave murmullo de voces. Se escucharon jadeos y uno que otro sonido ahogado de emoción cuando siguieron a los prefectos a través del agujero.

—Bienvenidos a la sala común de la casa de Salazar Slytherin.

Cuando entraron, los trillizos se quedaron sin aliento. La sala común de Slytherin era amplia, con techos altos y grandes ventanas que daban al Lago Negro. Los muebles de color negro se veían en diferentes partes de la habitación, creando una elegante combinación de colores con los tapizados verdes. El escudo de la casa de las serpientes brillaba orgullosamente sobre la chimenea, dándole un aspecto realmente bonito.

Y tenía bastante parecido a la mansión de su tío.

El prefecto se detuvo al inicio de las escaleras y se giró para ver a todos los estudiantes de nuevo ingreso con seriedad, aunque sin perder el tinte divertido que había tenido toda la noche. —Mi nombre es Peter Burke y mi compañera es Alia Moreau, ambos estudiantes de quinto año. Somos los prefectos seleccionados de este año, lo que significa que pueden acercarse a nosotros cuando quieran para pedir apoyo o asesoría sobre cualquier tema académico o personal que tengan.

>>Esta será su nueva familia por los próximos siete años y, si se lo ganan y lo permiten, por el resto de su vida. Los Slytherins tenemos la obligación de cuidarnos entre nosotros, tanto por costumbre y honor purista, como por ser la casa excluida de la escuela. Esto quiere decir que nunca deberían dejar a un compañero solo en una situación que pueda afectarnos a todos, así como tampoco discutir o traicionarse frente a estudiantes de otras casas.

—Slytherin será su hermandad, su hogar y su más grande aliado —dijo entonces la chica, mirando con una sonrisa enternecida a los atentos chicos—. Cuiden y serán cuidados, así funcionan las cosas aquí.

>>Podrán encontrar personas tan leales como un Gryffindor, tan inteligentes como un Ravenclaw o tan amables como un Hufflepuff. Pero la ambición, la astucia que viene con ser una serpiente, la capacidad de salirnos siempre con la nuestra... solo se ve en este lugar. Aprovéchenlo.

—Sin más que decir, les mostraremos dónde están sus habitaciones.

La prefecta de Slytherin guió a las chicas hacia su ala de la sala y empezó a mostrarles el lugar con calma, dejando a cada par de niñas en sus habitaciones correspondientes.