Sussurro [Draco Malfoy y Harry Potter].

1991-1992

Herencias familiares, nuevas responsabilidades y, ah... Yule.

La nieve caía suavemente alrededor de la mansión Shafiq, cubriendo los árboles y el jardín con un manto blanco que hacía que todo se viera tan pulcro y frío que daba lástima caminar sobre él.

Lynx se había despertado temprano, ansiosa por lo que, fuera lo que fuera, su abuelo les enseñaría. Apartó la vista del techo de madera para enfocarla en el elfo doméstico cuando un "plop" se escuchó en la habitación.

—Amita Lynx, el Amo solicita verla en su oficina en media hora.

—Gracias, Tobbs.

El elfo se inclinó levemente antes de desaparecer nuevamente, dejando a Lynx aún más emocionada y curiosa que antes.

Cuando estuvo lista, caminó tranquilamente hacia el estudio, pasando bajo la mirada de los retratos de sus ancestros, cuyos ojos parecían seguir sus pasos con atención y, cómo siempre desde que tenía memoria, con una especie de expectativa. Al llegar, tocó la puerta de madera oscura y la abrió tan pronto escuchó un suave "pase".

—Lynx, querida —murmuró Gellert sin levantar la vista de los papeles que tenía en la mano—. Siéntate, por favor, esperemos a tus hermanos.

—Buenos días, abuelo. ¿Cómo has amanecido?

Gellert sonrió un poco, mirándola por fin.

—Tan bien como puede estar un anciano de mi edad, querida.

Los ojos bicolores de ambos se encontraron, reafirmando de dónde venía esa peculiaridad. Lynx se sentó en el sillón frente al escritorio, decidiendo esperar a sus hermanos de la forma más cómoda.

—¿Qué veremos hoy?

—Ah —rió su abuelo—, me preguntaba cuándo preguntarías. Les mostraré algo que servirá en un futuro cercano; necesito que lo vean ahora para que vayan haciéndose una idea de sus próximas responsabilidades.

—La herencia.

—Así es. Como seguramente sabes, cada mansión familiar tiene una historia, una esencia que la convierte en algo más que una simple casa. La mansión Shafiq, por ejemplo, tiene fama de ser particularmente obstinada, mientras que la casa de tus padres puede parecer bastante fría y distante cuando así lo desea.

—¿Nos mostrarás el centro de alguna de ellas hoy? —preguntó, cada vez más intrigada.

Por un momento, el rostro de su abuelo se tornó serio, como si estuviera eligiendo cuidadosamente las palabras que diría a continuación.

—Es momento de que ustedes tres comiencen a asumir ciertas responsabilidades... El cuidado de las mansiones es un buen primer paso. Pero no, hoy no visitaremos el centro de ninguna.

Lynx lo miró como si se hubiese vuelto loco. Tenían 11 años, y si conocía a su familia, las mansiones serían suyas en vacaciones; ¿cómo se suponía que mantendrían las barreras intactas si ni siquiera sabían lanzar un Reducto de forma eficiente todavía?

Gellert sonrió un poco, esa sonrisa peligrosa que invitaba a la gente a cuestionarlo.

—Lo explicaré mejor una vez que tus hermanos estén aquí.