Capítulo 17 Rob, Jaime

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Robb

Dos días después de que Leidy Maeje fuera nombrada señora de las Islas del Hierro, Robb partió de vuelta al norte en su flota recién construida en los astilleros de Braavos. A pesar de que los braavosis presumían crear un barco por día, les llevó más de ocho meses entregarle treinta barcos de vapor. Esto se debió a que tuvieron que renovar sus astilleros, cambiar el diseño de los barcos, y fabricar los motores, engranajes, el eje y la hélice para impulsar el barco.

La fama de los braavosi no era infundada, y la construcción de barcos era realmente su vida. Se debía tomar en cuenta que todas las piezas de los motores eran casi de fabricación artesanal, ya que a pesar de que Robb les proporcionó planos para hacer altos hornos y verter acero fundido para fabricar calderas de calidad, todavía necesitaban trabajo manual y su ingenio para armar las calderas y asegurarse de que fueran estables, evitando fugas de presión.

Robb navegaba en un barco de doscientos metros de eslora, con tres cubiertas, impulsado por dos motores de vapor. Sus chimeneas humeantes eran su rasgo más distintivo, y contaba con cincuenta cañones estriados a cada lado, que usaban munición de cartucho con pólvora a base de nitrocelulosa, garantizando una victoria sobre cualquier flota de naves actual.

Los lores de los Siete Reinos quedaron atónitos al ver cómo, unos días antes, media andanada de disparos convirtió en astillas un viejo barco que el rey donó para exhibir sus nuevas armas.

Estas serían las armas del reino una vez que el ejército se creara, pero de momento, Robb podía sacarles provecho. Stannis recibió los treinta leviatanes invencibles, y envió veinticinco a la conquista de las Islas del Hierro, dejándole cinco a Robb.

Como compensación para Robb, Stannis le entregó el mando de cincuenta barcos de su propia flota, que le servirían para llevar una parte de su ejército al norte en el menor tiempo posible.

Con cincuenta y cinco barcos a su disposición, Robb pudo cargar a cinco mil élites, necesarias para defender el Muro, y enviar al resto por tierra para reintegrarse a la vida del norte y a su fuerza laboral, comenzando así el desarrollo industrial del norte, casi un año después de llegar o actualizar su presencia en este mundo, ocurriese lo que ocurriese.

En once meses, Robb ya había ganado la guerra que se suponía sería su muerte, y le sobró tiempo para visitar Desembarco del Rey, frustrar muchos planes de poder de los conspiradores de los Siete Reinos y engendrar un heredero, que ya marchaba a Invernalia, en el vientre de su madre.

La guerra había ido siempre a favor de Robb, porque tenía los ojos de dos verdevidentes para espiar por él y brindarle información en tiempo real. Sin embargo, ahora se dirigía hacia los Caminantes Blancos, seres de magia a los que no podría espiar.

La ventaja de Robb sobre ellos, era que conocía un poco sus planes y podía quitarles una gran parte de sus fuerzas no muertas si podía traer a los salvajes a este lado del Muro, lo que en conjunto con lo que ya había hecho, le daría una victoria fácil. Además de eso, a Robb no se le ocurría mucho si tenía que luchar una guerra. Él podría tratar de apresurar las cosas del lado de Daenerys para probar si se podía obtener acero valyrio al forjar armas con el fuego de un dragón, y tener a unos tres mil arqueros listos para recibir a los Caminantes Blancos con una lluvia de acero valyrio sobre sus cabezas.

Si eso no era suficiente para asustarles y hacer que volvieran a su sueño en espera de otra larga noche donde él no estuviera, entonces tendría graves problemas, pensó Robb. Pero de momento, todos estos problemas estaban a meses de distancia, y él podía concentrarse en hacer planos para su revolución industrial en la comodidad de su camarote.

Canción de Hielo y Fuego Robb (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora