Capítulo 22

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El viaje se me ha hecho demasiado largo y eterno, después de lo sucedido me ha bajado peor los ánimos, es extraño como deseo que esté a mi lado pero en otras ocasiones quiero que se aleje lo más posible, no sé porque estoy tan indecisa, mi cabeza va a explotar de tanto pensar y mi corazón de bombardear sangre apresuradamente y mis latidos tan acelerados van a colapsar, todo el maldito viaje me la he pasado así, ya que sé que Nick está atrás mío. Cualquier movimiento que realizo siento que voy demostrar mis sentimientos, por ello mismo sólo me la he pasado escuchando música y leyendo para parecer que me vale lo que hizo, que no me afecto en nada.

—Buen día alumnado, muy pronto estaremos haciendo una leve parada para que puedan realizar sus necesidades, además de alimentarse para aquellos no posean algún alimento, gracias —dice la Srita. Ray sentándose de nuevo.

Guardo mis cosas nuevamente en mi mochila, esperando la llegada de la parada porque ya me dieron ganas de hacer mis necesidades, creo que orina mucho ¿Verdad?

El autobús giro hacia la derecha en una parada de tamaño mediano, era de color anaranjado, tome mi mochila donde guarde más que todo mis cosas personales y de valor, la otra la baje en el piso de mi asiento, espero mientras todos salen, espero no encontrarme con Nick aunque eso sea casi imposible.

Desciendo del autobús, camino hacia el baño de mujeres pero como siempre tengo una tremenda suerte sobre las filas, tengo que esperar en la larga fila, ya que no hay otro servicio sanitario sino el de los hombres pero jamás me dejarían entrar ahí y tampoco lo haría. Luego hay un violador o un acosador en serie.

No, no y no.

Idea desechada.

Creo que debería de disminuir mis series de asesinatos y crimen porque ya estoy pensando cosas extrañas.

No sé en qué momento se va a acabar esta fila, ya no me aguanto las ganas de orinar, mi vejiga va a explotar, no es que sea tipo hombre ni marimacha pero hay mujeres que duran una eternidad en el servicio sanitario, les doy la razón cuando están en su propio baño y no hay una larga fila de chicas esperando por vaciar su casi explotaba vejiga, como yo.

Luego de unos eternos minutos al fin pude hacer mis necesidades, claro, apresuradamente, ya que soy consciente de que aún hay chicas que desean ir al baño, no soy una desconsiderada como aquellas que duraron mucho, lo hicieron conmigo pero no soy de devolverles el favor a chicas que no me lo hicieron.

Salgo del pequeño cuadro, me lavo mis manos y arreglo mi cabello que está un poco desordenado, después de esto me dirijo hacia la comida rápida que se encuentra a unos diminutos metros de largo.

—Buen día señorita ¿Qué desea ordenar? —me dice cortésmente la castaña.

—Umm... Me da una hamburguesa con todo, por favor —le respondo mirando el mostrador.

—Claro ¿Desea algo más? —pregunta nuevamente la cajera.

—Sí... me da una empanada de carne y un refresco gaseoso, más específico una Coca-cola —contesto y ella me mira elevando su entrecejo. ¿Será que me excedí? No, es poco lo que ordene.

—Son $4 —dice la cajera después de teclear en la computadora. Le tiendo el dinero.

—Retira su pedido allá —me señala donde hay una chica tendiendo las ordenes—. Gracias por su compra —sonríe comercialmente.

—De nada —le devuelvo la sonrisa.

Me encamino hacia la chica que esta con algunas ordenes, le tiendo la factura y ella me da el paquete con el refresco aparte.

—Gracias —le digo a la pelinegra.

—Con gusto —esboza una sonrisa para tenderle el paquete al siguiente cliente.

Mi ángel vestido de donjuán.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora