El resto de la tarde en el castillo de Vegetta, la familia pudo disfrutar de conversaciones variadas y un gran festín que cocinaron entre todos. Cellbit y Foolish de vez en cuando mencionaban recuerdos de vidas pasadas para verificar que Roier pudiera recordarlos; sin embargo, se dieron cuenta de que tenía varias lagunas mentales. En un momento, al comenzar a despedirse cuando el sol estaba descendiendo, Foolish le pidió a Cellbit hablar con Roier respecto a la pérdida de memoria, pues era algo preocupante porque eso podría frenar su avance hacia la iluminación.
Al atardecer, Cellbit y Roier regresaban a su castillo con bolsas llenas de comida, riendo y jugueteando como si fuera una tarde cualquiera en sus eternas vidas. Pasaron alejados de los agujeros en el camino y en la puesta de sol ya se encontraban en el castillo, activando todas las protecciones.
-Estoy agotado -se quejó su marido al tirarse boca abajo en la suave cama.
-Podrás dormir todo lo que quieras, guapito -prometió Cellbit con una gran sonrisa-, pero después de tomar un baño.
-Ni madres -se resistía el omega, flexionando una pierna y haciendo que su llamativo trasero destacara aún más-, no hay poder humano que me saque de aquí.
-No soy humano -le recordó Cellbit, alzando una ceja.
-No hay humano o híbrido que me haga levantarme de la cama -corrigió el astuto chico.
-¿Estás seguro? -Se colocó ambas manos en la cintura, imitando sin querer la pose de regaño de Roier- No puedes acostarte en la cama en ese estado.
-Exagerado -se quejaba Roier, aún sin mirarlo-. Ni siquiera huelo mal.
-Debatible -respondió Cellbit con una sonrisa.
-¿Huelo mal? -preguntó el omega con preocupación- Cellbo, ven y huéleme.
Sabía que esa petición era otra de sus jugarretas. El descarado omega emitió una traviesa risita antes de suspirar y extenderse en la cama. Parecía muy confiado de que huiría de esos directos coqueteos, aunque esta vez decidió caer en ellos. Se arrodilló entre las piernas abiertas de Roier sin tocarlo y se colocó a gatas sobre él, escuchando una respiración entrecortada y como si un interruptor fuera accionado, sus instintos alfas de cazador se activaron. Tenía a su presa indefensa bajo él, emitió un suave gruñido al inclinarse en el oído de su pareja, quien estaba reteniendo la respiración.
-Tu aroma -susurró con voz profunda- es dulce como un caramelo -su esposo jadeó retorciéndose bajo él a pesar de que no lo estaba tocando-. No necesitas un baño -estuvo de acuerdo antes de pasar de manera tentadora los labios sobre la caliente piel del cuello de Roier, causando más espasmos y quejidos-. Sin embargo, si lleno la bañera con agua caliente y burbujas, suena como una buena cita, ¿no?
Roier aspiró profundo con sorpresa.
-¿Te meterías en la bañera conmigo?
De nuevo, su parte lógica comenzó a abrumarlo, aunque estaba tan encantado por la gran muestra de amor de Roier al rechazar el trato con Rubius que sus instintos estaban ganando terreno.
-Averigualo, guapito.
Dio un corto beso en la oreja caliente de su esposo y con rapidez se puso de pie para dirigirse al baño.
«¿¡Qué estás haciendo!?» Gritaba desesperada su parte lógica cuando se encerró en el pequeño cuarto.
Gruñó amenazante deseando apagar por un momento esa alterada voz.
«Mi omega quiere esto» intentó justificarse al comenzar a llenar la bañera con agua caliente.
Intentó no prestar atención a su discusión interna para poder colocar jabones líquidos y sales en la bañera y así llenar la estancia de un aroma relajante. Miró la gaveta donde había pequeñas velas y un encendedor.
YOU ARE READING
La última realidad (Guapodúo: Roier x Cellbit)
Fiksi PenggemarRoier es un alma viajera que se adentró en un recorrido por diferentes realidades para alcanzar la iluminación y ser parte de un selecto grupo de seres superiores que cuentan con la habilidad de desplazarse entre dimensiones a voluntad, e inclusive...