Prólogo

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Sergio sabía que esto iba a suceder, siempre lo supo.

No estaba seguro de porqué su corazón se sentía tan apretado en su pecho, porqué le faltaba la respiración en los pulmones y mucho menos porqué tenía tantas ganas de llorar. El sudor de sus manos le lastimaban las heridas que él mismo se causó con las uñas al presionarlas tan fuerte contra sus palmas.

-¿Estás bien?.- la voz de Carlos lo sacó de sus pensamientos.

-Mm.. si..- el mexicano respondió apenado sin poder levantar la vista del suelo y de su teléfono.

Hace un mes y medio que Max y Sergio habían terminado por cuestiones personales, el padre de Max odiaba con toda su alma al mexicano y le repudiaba saber que su hijo era homosexual.
Sergio había estado tan destrozado desde ese día que incluso no dormía esperando un mensaje de su compañero de carreras, pero no fue así, por eso él mexicano armado de valor se decidió a mandarle un mensaje desde la semana pasada pero.. no había recibido alguna respuesta ni nada por el estilo.

Sergio sabía que solo se estaba humillando, y lo mejor sería esperar a ver al neerlandés en persona. Pero incluso cuando tenían que verse en las carreras Max pasaba por su lado sin siquiera mirarlo ni dirigirle la palabra.

-Hoy en la fiesta de Charles le pediré a Max hablar..- Checo dijo decidido.

Carlos lo miró con pena pero no dijo nada, a Sergio lo que menos le importaba era lo que los demás pensaran, desde que comenzó a buscar a Max se había dado cuenta de las miradas de pena que sus amigos le daban.

Aún recordaba la cruel y horrible forma en la que Max lo dejó.

Un mes y medio atrás

Sergio llegó a la casa que compartía junto a su futuro esposo Max, al entrar no lo vió por ningún lado así que se dirigió a la habitación principal donde dormían.

La sonrisa que tenía en la cara se le borró al ver al neerlandés haciendo una maleta.

-¿Irás a ver a tus padres?.- Sergio le preguntó mientras se acercaba a él y lo abrazaba por la cintura.

-Me voy Sergio, tú y yo terminamos a partir de ahora.- respondió zafándose del agarre del mexicano.

-¿Por.. por qué?.. hice algo malo?.- Pérez preguntó nuevamente tratando de no llorar ahí mismo.

-Mi padre no quiere que estemos juntos, además tiene razón, un piloto de mi talla no puede estar con alguien como tú.- dijo él, su voz era tan fría y cruel. Tenía las manos demasiado ocupadas en los cierres de la maleta para siquiera darse la vuelta y enfrentar al que se supone sería su esposo.

Aunque Max se mostraba demasiado indiferente con todo lo que decía y hacía, en realidad se sentía una horrible persona, estaba dañando a la persona que más amaba solo por hacerle caso a su padre, como siempre lo hacía.

-Solo.. solo estás confundido.. yo.. te daré tu tiempo.. sé que me amas..- añadió Sergio.

Max solo se dió la vuelta y salió de la casa dejando a un Sergio destrozado y entre lágrimas. Desde ese día no habían vuelto a hablar ya que Max ignoraba sus mensajes.

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