En la soleada tarde de Puerto Vallarta, Neymar y Sergio compartieron una sonrisa nerviosa mientras esperaban a que llegara Davi. Después de una semana sin verse debido a compromisos profesionales y la insistencia de los reporteros afuera de su casa, la ansiedad y la emoción se reflejaban en sus rostros.
Al llegar a la casa Davi, con ojos brillantes, corrió hacia ellos en cuanto los vio. Neymar se agachó para abrazar a su hijo mientras Sergio sonreía, sintiendo la conexión especial que compartían como familia.
— ¡Hola, campeón! ¿Cómo estuvo tu semana? —preguntó Neymar, revoloteándole el cabello a Davi.
— ¡Fue genial, pero los extrañé mucho! —respondió Davi con entusiasmo, sus ojos reflejaban la alegría de reunirse de nuevo con sus padres.
Salieron de la casa sin ningún destino en concreto, llegaron a la playa que estaba frente a la enorme casa de Sergio.
Mientras paseaban por la playa, Sergio tomó a Neymar de la mano y le dirigió una mirada significativa. Davi, siendo un niño curioso, notó la complicidad entre ellos.
— Mamá, papá, ¿qué están tramando? —preguntó Davi con curiosidad.
Sergio sonrió y se agachó para quedar a la altura de Davi.
— Tenemos una sorpresa para ti, Davi. Estamos pensando en mudarnos juntos a mi hermosa casa en Puerto Vallarta. ¿Te gustaría vivir aquí con nosotros?
Los ojos de Davi se iluminaron de emoción, y asintió con la cabeza con entusiasmo.
-¿Ya podré ver a los abuelos más seguido, verdad?.- preguntó cómo emoción en su tono de voz.
Neymar asintió con una sonrisa mientras continuaban su tranquilo paseo entre charlas animadas. El sonido relajante de las olas era lo único que rompía el silencio, y de vez en cuando compartían risas por algún comentario espontáneo.
Se sentaron en la suave arena, observando el sol sumergirse en el horizonte y disfrutando de la calidez del momento, mientras las olas rompían en la orilla. Las personas pasaban a su alrededor, pero afortunadamente, nadie interrumpía su paz. Hasta que, inesperadamente, el teléfono de Sergio vibró con insistencia, indicando una llamada de un número desconocido.
— ¿Debería contestar? —preguntó Sergio, mostrando una ligera preocupación.
Neymar le dio una mirada tranquilizadora mientras la brisa marina jugueteaba con sus cabellos. Sergio, al final, decidió contestar.
-¿Quién habla? - preguntó el mexicano, soltando un suspiro al reconocer la voz rota de Max al otro lado de la línea.
-¿Tan rápido me olvidaste? - el neerlandés rió, pero su risa estaba llena de dolor. - Te extraño tanto... Sé que estás con Neymar ahora, y eso me duele. Lamento haberte dejado por el miedo a mi padre. - Max habló con la voz entrecortada, revelando que estaba llorando.
-Yo no. De hecho, agradezco que lo hayas hecho. - Sergio dijo, mirando el horizonte mientras la brisa acariciaba su rostro. Neymar, intrigado, observaba a su pareja, intentando descifrar quién era la persona al otro lado de la línea.
-Solo no quiero que estés con él. Por favor, termínalo. - pidió Max entre lágrimas que Sergio no podía ver.
-¿Qué? - fue lo único que pudo decir el mexicano.
-¡Termina con él!.- volvió a suplicar Max.
-¿Por qué debería? - preguntó con un tono de voz más frío, mientras sus ojos reflejaban la furia contenida y las lágrimas de coraje que amenazaban salir.
Al ver el estado de Sergio, Neymar se levantó de la arena junto a Davi, llevándolo al mar para jugar y darle espacio al mexicano. El brasileño entendía por el tono de voz de Sergio que estaba molesto. Mientras jugaban entre el mar y se lanzaban agua, la mirada preocupada de Neymar se dirigía constantemente hacia Sergio, quien seguía perplejo al escuchar a Max.
-Tú sabes por qué. - respondió Max en un susurro que Sergio pudo escuchar perfectamente.
-No, no... - pidió el mexicano, sintiendo cómo las lágrimas bajaban por su mejilla.
-Sí, por favor, hazlo por nosotros. - insistió Max.
-No, Max... estás siendo cruel... solo para. - la voz de Sergio salió lastimera. - Te aguanté tres malditos años, esperé a que tuvieras el valor de decirle al mundo lo nuestro, pero nunca lo hiciste... porque te daba miedo lo que los demás dijeran de tu orientación. - soltó, quedándose callado por unos minutos. - Cuando me tenías contigo, solo recibía tus malos tratos... es como lo de Brasil, ese día me humillaste frente a todo el equipo y frente a tu padre.
-Sergio... - Max trató de hacer que lo escuchara.
-No, no pienso seguir siendo tu maldito secreto, ya no más. No pienso ser el amante de solo una noche... porque eso es lo que yo era y me lo dejaste muy claro esa noche que decidiste terminar nuestra relación, si es que siquiera así se le podría llamar a eso. No pienso hacerlo más, y menos cuando todos esos tres años te amé y solo recibía tus malos tratos. Déjame, déjame ser feliz por una maldita vez con alguien que de verdad me ama. - Sergio dijo, colgando la llamada.
Se limpió cualquier rastro de lágrimas mientras se levantaba de la arena, dirigiéndose hacia donde estaban Neymar y Davi, quienes al verlo le sonrieron. El brasileño solo lo miró con preocupación, y Sergio le respondió con un murmullo indicando que hablarían al rato.
Al caer la noche, regresaron a casa con un Davi durmiendo profundamente en los brazos de Sergio. Después de bañarlo y acostarlo, quedaron solos en su habitación. Sergio se recostó en la cama, haciendo espacio para su novio, quien no dudó en acostarse en su pecho.
-¿Me dirás lo que pasó? - preguntó Neymar con curiosidad.
Sergio suspiró, contándole sin dudar todo lo que había pasado con Max. Amaba a su novio y le tenía suficiente confianza; además, no quería mentirle.
-Es un tonto, se perdió de una maravillosa persona... Me siento afortunado de tenerte en mi vida, Checo. Por eso decidí hacerlo público. No quiero que seas un secreto, y mucho menos cuando tú mereces ser presumido cada día como la cosa más linda que tengo, al igual que nuestro pequeño Davi. - susurró Neymar cerca de sus labios.
Sergio cerró el momento con un beso en los labios de su novio mientras se entregaban al calor de la noche.
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Fire for you
RomanceSergio estaba ardiendo por él y Max lo sabía, pero los hombres son ciegos y tontos.