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Bada se encontraba siendo explotada, como de costumbre. Acaba de terminar sus labores mas problemáticas, organizar el archivador, clasificar los correos, escanear dos torres de puros documentos que doblaban su estatura, digitalizarlos, ordenarlos en distintas carpetas en la computadora, luego empacar los archivos físicos en diferentes cajas, después encargarse de los detalles de aquel tonto evento. Contactar servicio de banquetes, decoración, seguridad, luces, diseños, limpieza... Y sabrá Dios que otras cosas más. Estaba hasta la coronilla de puro trabajo. La cabeza le iba a explotar. Y a pesar de que ella estaba demasiado ocupado, había alguien que parecía muy feliz y campante, regodeándose de su sufrimiento. Su jefa era despiadada e insoportable, le encantaba llevarla al límite.

—¿Puedo preguntarte algo? 

(No lo sé, ¿Puedes?)

—Digame — Dijo fría, sin despegar la vista de la pantalla del computador. Estaba verificando algunos correos y también organizando la agenda de su jefa que desde hace  días estaba más insoportable que antes.

—¿Por qué no quieres comer?— Preguntó la mujer, con un deje de preocupación en su voz.

Bada se detuvo por completo en lo que hacia y miró con el entrecejo fruncido a su jefa. (¿Ahora que le picó?)

—¿Le importa realmente o este es otro de sus trucos para tratar de molestarme?

—No intento nada, me preocupo genuinamente por el bienestar de mis empleados — Se puso la mano en el pecho con una expresión de profunda preocupación.

(¿Por qué será que no le creo señora?)

Bada suspiró cansada se cruzó de brazos y ty luego se tiró hacia atrás apoyándose en el respaldar de la cómoda silla. Miró escéptica a su jefa.

—Sea directa y digame lo que quiere de mi. Así se ahorra este teatro de mosquita muerta — Ella no le tenia miedo a no cuidar sus palabras, sabia que hiciera o dijera lo que fuera, esa mujer no iba a despedirla... Primero muerta.

—Quiero una noche contigo, una sola.— Por fin reveló, sería y precisa.

Bada no se sorprendió. Ya lo sabia.

—Ni de coña — No dudó ni por un segundo. Sus ojos fríos se clavaron en los de su jefa. Con esos ojos profundos no iba a lograr nada. 

SoYoon sonrió ladina, echó su cuerpo hacia adelante y se apoyó con sus manos en el escritorio de su secretaria. La miró por encima de sus estilizadas gafas, tenía la mandíbula tensa, estaba enojada y Bada quiso sonreír, pero prefirió mantenerse como una piedra.

—Estás comenzando a irritarme.

—Sea un poco mas madura, uno no siempre puede tener lo que quiere... Ya es hora de que lo aprenda.

—¿Eso crees?— Inclinó su cabeza a un lado ligeramente, hablando entre dientes.

—Sí— Dijo muy segura la rubia, manteniendo su postura rígida.

—Bien ¿Cuanto quieres? — Dijo y Bada la miró completamente sorprendida y estupefacta —Vamos, no me mires así, todas tienen un precio y no hay nada que yo no pueda darte, lo que sea Bada, lo que sea. — 

Bada se mantuvo en silencio, la miró fijo a los ojos, SoYoon creyó que había una grieta en esa cara esculpida en piedra. Porque Bada lo sabia, SoYoon podía darle lo que quisiera, menos una cosa...

—¿Lo que sea?— Preguntó dudosa la rubia y SoYoon casi que suelta una carcajada.

Todos tienen un precio.

—Lo que sea , cualquier cosa. — Volvió a repetir emocionada, sin ocultar su ancha sonrisa de dientes perlados. La miró expectante.

—Que bueno— Le sonrió sin una pizca de amabilidad — Pero no se si es que usted me vio cara de prostituta o lo que sea, pero ni aunque pudiera conseguirme un maldito unicornio, yo me acostaría con usted — Dijo firme y con hastío. Cerró con fuerza la tapa de la computadora y luego se puso de pie violentamente bajo la mirada estupefacta de SoYoon, empujando con la parte trasera de sus piernas la silla. SoYoon la miró recoger sus cosas y luego comenzar a caminar a pasó veloz hacia el ascensor y por ultimo esfumarse del lugar.

SoYoon se quedó en la misma posición, mirando por donde se había ido y con la mandíbula tensa encajó sus uñas en la madera, astillandola. Lo que le faltaba.

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Bada penetró violentamente en el interior de su casa estremeciendo las paredes y despertando a los gatos que dormitaban en su sofá. Trancó la puerta con rudeza y luego a paso pesado se dirigió directo a la cocina, las suelas de sus tacones resonaban en el piso de madera haciendo eco en la casa.

Abrió la tapa del congelador dejando a la vista las bolsas apiladas , bien organizadas. Contenían un liquido rojo escandaloso, tomó una y desesperada clavó sus colmillos en el plástico. Cerró sus ojos instintivamente y un gemido de placer hizo eco en la cocina. El frío y espeso liquido refresco su garganta reseca. Era una sensación agasajante.

El placer fue tan intenso y brutal que logro hacer que sus rodillas se volvieran débiles. Se desplomó en el suelo, sentada con la respiración agitada y el brillo de la excitación y el enojo en sus ojos.

Bebió hasta la ultima gota y luego tiró lejos de ella el plástico agujereado. Corrió la sangre que se había chorreado y manchado las comisuras de sus labios con ayuda de sus dedos, luego los chupó saboreando con gusto.

sus gatos la observaban desde la seguridad del sofá. Muy curiosos de verla en aquel estado de frenesí. Su respiración estaba agitada, y sus ojos parecían dos grandes bombillas radiantes capaces de incinerar cualquier cosa a su paso.

El brillo de la rabia era intenso.

—Maldita — Murmuró entre dientes antes de ponerse de pie y cerrar la tapa del congelador.

Se acerco a recoger el plástico inútil y luego lo tiró en el bote de basura en donde pertenencia. Tuvo que esperar unos segundos para recomponerse por completo, también para poder recriminar sus acciones.

Había sucumbido ante sus tontas emociones humanas. Pero lo que dijo... Era simplemente denigrante. Golpeó con fuerza el mármol de la cocina y lo abolló. Los gatos se erizaron y escondieron debajo del sofá con rapidez.

Su dueña nunca los había lastimado. Pero eran asustadizos animales que sabían oler el peligro y Bada parecía a punto de cometer un homicidio... O de estarlo planeando.

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Que lo disfruten ❤️❤️

Papper Heart - Lee Bada fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora