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Era increíble como después de tanto negarse, su amiga la había convencido de salir a un club a beber. Hace tiempo no lo hacia, no llegaba a consumir alcohol con demasiada frecuencia porque sabia que no le hacía bien. En cambio sus amigos se abarrotaban el hígado con alcohol todos los fines de semana. Sin embargo allí se encontraba de todos modos.

Sentada en la barra, con un conjunto negro de pantalón holgado y top ajustado, bebiendo se una copa de vino. Intentando pasar desapercibida en el club, mientras esperaba que su amiga terminara de ligarse al sujeto que le había invitado un trago, tenia su brazo tatuado, el pecho al descubierto y una sonrisa coqueta.

—Oye—La llamó su amiga por encima de la música. Bada ya sabia lo que le diria— Voy a ir a la pista un momento, no te muevas — Le dijo su amiga, mientras era arrastrada por el sujeto en cuestión. Bada solo la miró con desden, como desaparecía entre la multitud para volver a concentrarse en su copa de vino.

A ella realmente no le importaba. Su amiga podría irse a China si quería. Bada solo deseaba estar en casa con sus gatos viendo una maratón de películas malas de vampiros. Esas tontas películas, para ella parecían comedias de fantasia baratas... No estaban ni serca de la realidad.

Vampiros... Los vampiros no eran criaturas sobrenaturales sin almas que venían del inframundo, tampoco eran inmortales. Eran personas que nacían con una condición especial. Habían muy pocos, tan pocos que podían habitar un hotel entero y aún así quedarían habitaciones disponibles.

No había problemas con la luz del sol, solo tenían que húsar mucho protector solar si no quería sufrir de cáncer de piel a temprana edad. En realidad, contrario a lo que todo el mundo cree, la tasa de mortalidad de los vampiros era bastante elevada y más si no se alimentaba correctamente. Estaban destinados a morir de forma automática, algunos no sobrevivían a la infancia.

Sus propios cuerpos los saboteaba. Solo Dios sabe cuanto sufrieron sus padres cuando había nacido y se enteraron de su condición. Ya que Bada era intolerante cualquier tipo de leche, incluso las formulas, todo le provocaba emesis y malestar. Estuvo tan desnutrida que su madre ni siquiera podía mirarla y su padre tenía miedo de cargarla. Estuvo a punto de morir de inanición, pero después de buscar, buscar y buscar, encontraron a un medico que se especializaba en estos casos extraños.

Era una clase de medico empírico o algo así. Papá decía que era un charlatán al principio y que no podía creerle, puesto que le dijera que su bebita era un vampiro no es algo que se pueda creer así nada más. Bueno, tuvo que... Después de todo, su sangre era compatible con el tipo de sangre de su pequeña, así que seria el quien la alimentaría.

Biberones de sangre en ves de biberones de leche, sus padres habían comprado un refrigerador solo para guardar sus biberones. Que recuerdos.

El medico les había dicho que con el tiempo su dieta seria mas variada, pero que la sangre era indispensable para mantenerla con vida y en óptimas condiciones. La vitalidad del elixir rojo seria lo que le daría color a su piel, y fortaleza en sus huesos.

Los vampiros, irónicamente, sufrían de anemia. Una muy grave y extraña, podrían llegar a sufrir de leucemia y los que no se cuidaban de ese mal terminaban muriendo rápidamente.

Sus padres hicieron todo lo posible para que la sangre no le faltara, no, no mataban personas para alimentarla o las cazaban. Ella no era ese tipo de vampiro, porque sí, hay tipos. Unos por mutaciones genéticas, un error en los cálculos divinos, mera casualidad diría su padre , y otros que lo heredaban de sus congéneres .

Habían familias de vampiros, eran muy pocas, y no eran demasiado grandes. Ellos eran como el eslabón mas fuerte en la cadena alimenticia, ellos si eran verdaderos depredadores. Su deseo por la sangre era algo carnal, también eran más fuertes.

Papper Heart - Lee Bada fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora