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Taehyung se sentía viejo mientras caminaba por el pasillo seguido por su guardia personal. Sus ojos dolían debido a una noche de llanto en su almohada. Estaban rojos e hinchados y dolían cada vez que parpadeaba. Le sorprendía la cantidad de lágrimas que le quedaban después de todo lo que Jungkook le había hecho pasar. Tae había pensado que había llorado todo lo que tenía que llorar hace años atrás.

Ya debería estar acostumbrado al comportamiento de Kook. Sabía que el hombre no lo quería. Lo había sabido durante años. Eso aún no hacía que fuese más fácil escucharlo de la boca de Kook. El hombre podía no haber dicho las palabras directamente, pero había dicho lo suficiente como para que Kim hubiese captado la imagen.

Todo lo que el hada quería hacer era acurrucarse en un agujero en algún lugar y lamer sus heridas. Pero no podía. Seguía teniendo que lidiar con sus deberes como anciano de las hadas. Por lo menos, cumpliría sus deberes.

Por supuesto, ahora tal vez era tiempo de considerar dar un paso a un lado. La verdad había estado pensando en ello por bastante tiempo. Quería pasar más tiempo con los niños. Ser un anciano lo apartaba de ellos demasiado tiempo. Tal vez ahora era tiempo de hablar con el consejo sobre encontrar un reemplazo.

Taehyung entró caminando al gran salón y se dirigió directo para la mesa alta en donde estaban sentados los otros ancianos. Rodeó la mesa y fue asentarse en su asiento asignado cuando notó que su nombre no estaba en la tarjeta en donde se sentaba normalmente.

Kim frunció el ceño y miró a los ancianos alineados. No había otro asiento disponible. Sólo este, pero estaba asignado para el Anciano Jin. La confusión batalló dentro de Taehyung mientras caminaba hacia donde estaba sentado el Anciano Gong. Calmadamente dobló sus manos frente a él y aclaró su garganta para captar la atención del hombre.

—Taehyung, es bueno verte —dijo el Anciano Gong cuando alzó la mirada—. No estaba seguro de si ibas a sobrevivir la noche.

—Estoy aquí. —Taehyung ondeó una mano hacia la línea de ancianos—. Sin embargo, mi asiento parece haber desaparecido.

El Anciano Gong frunció el ceño. —No lo comprendo. Tu pareja, Jeon Jungkook, me informó justo esta mañana que estabas renunciando a tu asiento en el consejo. Dijo que regresarías con él a su manada.

A Kim le tomó un momento controlar su rabia ante la maniobra arbitraria del castaño. El hombre estaba determinado a quitarle todo. Kim simplemente lo sabía. Jungkook quería destruirlo. Pero el rubio no entendía lo que había hecho para que la pantera lo odiara tanto.

—Ya veo —dijo Kim finalmente—. Empacaré mis cosas y las sacaré del castillo de inmediato.

Tae se dio la vuelta y empezó a alejarse. Mantenía su orgullo de un hilo. Sí, pensó en salirse del consejo. Pero necesitaba ser él quien lo hiciera, no Jeon. El hombre no tenía derecho a tomar decisiones sin su opinión.

—Taehyung, espera.

El hada se detuvo al borde de la mesa y esperó a que el Anciano Gong lo alcanzara. Plantó una sonrisa calmada en su rostro y volteó su cara hacia el hombre. —¿Sí?

—¿Fui mal informado?

—He estado considerando dimitir desde hace algún tiempo.

Gong lo observó por un momento luego sacudió su cabeza. —No renunciaste, ¿cierto?

Taehyung no quería meter a Jeon en problemas con el consejo, pero tampoco mentiría por el hombre. —No, no renuncié. Estoy seguro de que es un malentendido.

—¿Pero has considerado dimitir?

El rubio asintió.

—Ven, camina conmigo.

lค งēr໓ค໓ rēงēlค໓ค ēຖtrē ēl hค໓ค ฯ lค pคຖtērค.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora