ƈǟքɨȶʊʟօ 4

94 8 7
                                    

Jungkook despertó con un gemido. Cuando intentó darse vuelta, el dolor explotó en la parte baja de su espalda. Se relajó cuando abrió los ojos. Demoró un largo rato para que su cerebro se espabilara lo suficiente para mirar a su alrededor. A través de las ventanas pudo ver lo que parecía la media luz del amanecer, significaba que durmió un tiempo, mucho tiempo en su agotamiento.

Estremeciéndose un poco, intentó sentarse girando sobre sus caderas en vez de sobre su espalda. Cuando se levantó, se dio cuenta que la cadena rodeaba su tobillo otra vez. Pero eso no era importante por el momento. Otras necesidades eran primordiales. Con un gemido se levantó de la cama para atender sus necesidades, se dirigió al lujoso baño tambaleándose tan rápido como su dolorido cuerpo le permitía.

Jungkook hizo sus necesidades con un enorme suspiro de alivio. Lavó sus manos y su rostro, reanimándose un poco, volviendo a la habitación con sus pensamientos más claros. Las puertas de vidrio que daban a la terraza estaban cerradas protegiéndolos del frío de la noche, y a pesar que deseaba abrirlas, estaba bien enseñado. Tenía que saber si tal cosa le estaba permitida, en primer lugar.

No había señales del emperador, obviamente era muy temprano. Tampoco quedaba su calor residual en la cama. Él se marchó hacía tiempo.

Los recuerdos del día anterior lo dejaron débil. Apenas podía creer que reaccionó de forma tan necesitada... tan impúdico. Fue tan intenso, tan...

Balanceó su cabeza, sintiendo cómo el pánico aumentaba con sus pensamientos. Debía mantener la cabeza alta, debía recordar lo que el emperador hizo. Debía mantenerse fuerte si iba a escapar y comenzar la búsqueda de Jisoo.

Vagó por la habitación, intentando estirar sus músculos doloridos y tratando de encontrar cosas que pudieran ayudarlo a comprender el enigma que era su nuevo amo.

Una pared entera de la habitación estaba forrada con estantes, de madera sólida y oscura, repletos de libros. Jungkook trazó la moldura del borde de los estantes con un dedo, impresionado con el talento del desconocido escultor. Cuando volvió su atención hacia los libros, encontró que la mayoría eran sobre historia y política. Algunos trataban sobre Tranaden y otros sobre países fronterizos. Parecía que al emperador le interesaba conocer sobre la historia y cultura de sus enemigos.

No existía ningún tirano insensato aislado aquí. La maravillosa Tranaden era la perdición del mundo occidental. Un líder inteligente era la mitad de la batalla.

En los libros que trataban sobre la historia de Tranaden el mismo nombre aparecía destacado. Jungkook inclinó la cabeza para leerlo mejor. Cuando reconoció el blasón estampado al lado y leyó la data, percibió con una sacudida que el mismo emperador los escribió.

Un hombre de muchos talentos... Jungkook no podía dejar de sentirse impresionado y leyó el nombre nuevamente, casi susurrándolo.

—Kim Taehyung IV.

Colocó un dedo largo y delineó las palabras, un ceño fruncido se formó sobre sus cejas. Conocer el nombre del emperador, hizo que el hombre pareciera real y menos una leyenda.

—¿Sabes leer?

Jungkook gritó horrorizado. Inmediatamente se dio vuelta y cayó de rodillas en el piso duro, apoyando su frente tocando la fría piedra. Su corazón latía con miedo, se tensó esperando el castigo que sabía que merecía por tocar un objeto sin permiso.

Escuchó las botas en el suelo aproximándose, y cerró los ojos, preguntándose frenéticamente cómo no escuchó la llegada de su amo. Se estaba descuidando. Cuando las botas se detuvieron delante de él, Jungkook se preparó, sólo para congelarse cuando los dedos peinaron sus cabellos y las botas continuaron inmóviles.

ɛʟ ɛʍքɛʀǟɖօʀ ʏ ֆʊ ǟʍǟɖօ ʟօɮօ  | ȶǟɛӄօօӄ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora