Phillip, Phillip era mi único amigo en todo el tiempo que he estado en éste estúpido pueblo, todos me miraban con miedo siempre, me veían como lo peor del mundo, como si yo fuera el causante de todos sus males, quiero decir, soy el anticristo, ¿Pero no podían tener un poco de empatía hacía mi? No importaba que, todos se alejaban atemorizados de mí...
Phillip era diferentes, la primera vez que entró al salón de clases se notaba que realmente no sabía nada de este lugar, se veía como una persona normal, pero aquí no sirve de nada ser normal, aunque el realmente se pasaba de amabilidad, dejando que los otros chicos se metieran en la fila, dejando que los demás le dijieran lo que quisieran, finalmente el se sentó en la cafetería justo en la mesa en la que yo estaba, yo estaba con mi cabeza apoyada en mis brazos, solo la levanté un poco para verlo y después la escondí.
El tenía una sonrisa tonta, con ojos azules, su piel era algo pálida y su cabello tenía un amarillo muy lindo.
- ¿Cual es tú nombre? -
- Damien Thorn - Dije alzando mi cabeza por completó, el vió mis ojos rojos que cualquier persona diría que son intimidantes, ví como me tenía algo de miedo pero aún así no se alejó no se fué corriendo como siempre hacen, solo se quedó mientras terminada su comida.
A la hora de salida yo solo me encontraba caminando hasta que ví como Cartman comenzo a ponerle un estúpido apodó a Phillip, como siempre el era un idiota, yo iba a pasar de largó hasta que ví el triste rostro de Phillip, o como le decía el gordo, "Pip", Phillip empezó a respirar más rápido de lo normal, comenzo a llorar y se tapó los oídos queriendo ya no escuchar las risas de los demás.
El no merecía eso, él era un chico bueno, amable y lindo, ¿Por qué vino a este lugar? Este lugar sólo lo rompería, este lugar era estúpido e hipócrita, el no merecía estar en un lugar así, sin darme cuenta le estaba dando un fuerte puñetazo a Cartman, al momento me detuve, lo tiré al suelo y me acerque un momento a Phillip.
- Yo no debería ayudarte, pero lo hice -.
Después me alejé, pero el me siguió, hablamos un poco y después ví como el poco a poco dejaba de verme con miedo y el estába siendo sinceró...
Al llegar a mi casa me tumbe en el sillón, mi madre solo me vió un momento y después habló.
- Saldre un rato, no me importa que hagas aquí, sólo no desórdenes nada - Después salió de la casa cerrando con llave la puerta.
Yo me quedé otro rato en el sillón, mientras mantenía mi brazo encima de mi frente, estaba pensando en aquel chico rubio, ¿Por qué mierda lo defendí? Yo sabía que eso estába completamente mal, si mi padre se enteraba que defendí a alguien se enojaria conmigo... Pero aún así sentía una necesidad de cuidarlo y protegerlo.
Comenzamos a hablar, a hacernos más cercanos, empecé a crear sentimientos más allá de la amistad, aunque no quería que se notarán así que llegué a comportarme como un completó idiota en ocasiones, después me arrepentía un poco aunque no pedía perdón en algunas ocasiones.
Todo iba medianamente bién, tan sólo si mi padre no se hubiera enterado.
