- Arco de los sueños: Prólogo - (Reescrito)

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- Alice...-

¿Cuánto tiempo ha pasado?...

- Alice...-

El dulce recuerdo de la silueta de los árboles en esa tarde de octubre, ese recuerdo...solo es un recuerdo y se ha esfumado...pero la fuerza de aquellas emociones aún perduran.

- Alice, despierta...-

*Tum , tum , tum* El corazón late de tal forma, cada latido es hermoso.

- Alice... -

Es solo un sueño, mi corazón late con intensidad, anhelando una confesión audaz y temblando con cada latido, cada hermoso y doloroso latido. Las lágrimas que recorren mi rostro son un reflejo del dolor y anhelo por volver a verlos, quiero volver a verlos, dejaron cicatrices invisibles pero palpables en mi, aún así necesito volver a verlos, necesito saber que ha valido la pena cada minuto de vida, aquella existencia que les prometí continuar y vivir, lo prometí con miedo, lo prometí con inseguridad, lo prometí con dolor, pero hasta ahora he tratado de cumplir esa promesa...

- Vamos Alice , despierta...- dijo entre suspiros mi hermano mayor, ya frustrado.

- Insulso y tonto hermano mayor - bufé mientras abría mis ojos.

- ¿Soñando despierta? - Pregunto inocentemente y con una sonrisa.

- Se podría decir que si - le contesté mientras dirigía mi vista hacia la ventana, las hojas de los árboles ya estaban cayendo, era octubre...

- Tienes la mirada perdida, perdida como un perro esperando a su dueño...- comento casi en un susurro.

- ¿Cuánto tiempo ha pasado, Mike? - le pregunté de forma directa y monotona.

- Once años - comento - Once años y aún sigues teniendo esa mirada, tus ojos marrones perdieron encanto, es como si en realidad hubieras muerto - agrego.

*Tic, tac, tic, tac, tic, tac*, puedo escuchar claramente el sonido de aquel reloj colgado en la pared, es molesto, me saca sin delicadeza alguna del profundo mar que son mis pensamientos. No puedo pensar con claridad...¿Cuánto tiempo ha pasado?, no siento que hayan pasado 10 años.

- Alice - Nuevamente me llamo - Lo siento mucho, y en serio...Gracias - comentó, pude notar como en sus ojos se dibujaban aquellas lágrimas que pronto adornaron sus mejillas. Mi hermano no ha cambiado nada, si en verdad han pasado 10 años, sigue siendo el mismo niño de aquel entonces - Lo lamento en serio , ojalá pudiera quitarte todo ese peso de encima - no había nada que detuvieran aquellas lágrimas que ahora recorrían todo su rostro, pintando en él un semblante de mucha tristeza - Alice - volvió a llamarme.

Odio como mi nombre es pronunciado por sus labios, como si yo fuera la cosa más dolorosa de la vida, como si mi nombre fuera el significado de dolor, de sufrimiento o de penitencia. Me levanté y camine hacia el, aún estaba llorando, sus puños apretados fuertemente tanto como si su manos estuvieran apunto de sangrar. Mi mano se dirigía inconscientemente a su cara, al lado de su mejilla, sin tocarle solo provocando un pequeño roce con la palma de mi mano, suficiente para llamar su atención, lo cual provocó que sus ojos se posaran directamente en mi.

- No hay nada que disculpar, no hay nada que perdonar, hermano- le comenté mientras le sonreía, gesto que le sorprendió lo suficiente como para que dejara de llorar por al menos unos segundos.

La luz del sol atravesó aquella habitación, aún no pasaba desapercibida para mí la caída de aquellas hojas, se arqueaban de forma dolorosa; por el viento, y luego se desprendían de las ramas de aquel árbol , una a una...¿Como un acto tan doloroso puede ser a la vez tan hermoso? . La risa de Mike me trajo de vuelta a la realidad, ahora era yo quien se encontraba sorprendida, acto repentino fue aquel que se hizo presente cuando levanto su mano y la colocó justo en el centro de mi tórax, aquella mano descansaba en la cicatriz de mi pecho, palmeaba de forma lenta como si quisiera consolar a mi pobre corazón , dejándome un sentimiento de curiosidad ante el gesto pero a la vez una sensación de calidez...

- Tu corazón...sigue latiendo, ¿Eres capaz de escucharlo, Alice? - no entendía a qué se referia, lo seguí observando con curiosidad - Mientras siga latiendo tus posibilidades siempre será infinitas - aquella frase fue como un choque eléctrico para mi cerebro, transportandome al pasado, se sentía como un sueño.

Levanté mi mano y repetí aquella acción, Mike me miró atentamente con un sentimiento de sorpresa en sus ojos - Puedo escucharlo, tu corazón...a él también le duele, pero sigue latiendo de una forma dolorosamente hermosa - cerré mi ojos, me concentre en el latido, estaban sincronizados.

- Los latidos de todos nuestros amigos...¿Los escuchas, Alice? , viven en ti - Mis amigos...extraño a mis amigos - Por favor Alice, no mueras - era como una condenada, ¿Cómo voy a prometer algo que no se si podré cumplir?, era un pacto suicida para mí alma incluso porque las promesas para mí son sagradas, ¿Cómo es que me pides eso? ...¿Cómo haré para cumplir eso?.

Tome su mano, aquella que aún descansaba en mi pecho, me aferre a ella lo más que pude, era como si todos sus deseos fueran transmitidos a mi con ese toque, sueños, esperanzas, anhelos, deseos, todos esos recuerdos y esas emociones me bombardearon al punto de sentirme abrumada, no solo son suyos, las esperanzas de mis amigos y familia, puedo sentirlas con solo un toque. Oh dulce tortura, no saben a lo que me están condenado, me acerque más a él y lo rodee con mis abrazos, pude sentir como sus lágrimas se desbordaban al punto de convertirse en un río de tristeza, se aferró a mi fuertemente, si me soltaba podría desvanecerme, podría no existir, yo misma podría volverme nada más que un recuerdo y un mal sueño...

- Sigues siendo un desastre hermoso, Alice - susurro, su mano subía y baja como si intentará borrar todas las cicatrices de mi espalda, toda la historia detrás de ella. Puso su mano en mi cabeza y me acaricio, sin duda alguna no ha cambiado nada, es igual a cuando éramos niños

- Te quiero, Mike - comenté mientras él seguia acariciando mi cabeza, tratando de transmitir toda la tranquilidad que le fuera posible mediante ese pequeño gesto de cariño.

- Yo también te quiero, hermanita...- Trataba de fundirme en aquel abrazo, en aquella última gran muestra de afecto...

Aferrada, segui observando aquella ventana, que amarga es la caída de las hojas, como siempre solo me he dedicado a visualizar todo aquello que me rodea, es lo único que puedo hacer. Me di cuenta hace mucho tiempo que somos como aquellas hojas, frágiles y emiferas, pero en toda nuestra fragilidad somos hermosos, la existencia aunque sea un hilo corto y delgado apunto de romperse es lo más hermoso de todo, estamos de paso, por favor, hay que crear recuerdos hermosos , tan naturales y unicos como nosotros mismos, y es que de esos recuerdos solo quedaron estás paginas... es lo único que se me fue permitido compartir, no es mucho, pero mientras alguien pueda leerlo, habrá valido la pena.

Cada vida tiene un propósito, la tuya , la mía, la de todos, cada pequeña existencia tiene un valor, la de las personas, las flores y los animales... Déjame compartirte un poco de esto, existir es sentirse vivo, es respirar con intensidad cada instante, así que no te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, deja que mis palabras cobren vida, escúchame y luego dame el placer de escucharte...

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En memoria de todo aquellos que no están y que marcaron un antes y un después en nuestras vidas, y en honor a todos aquellos que aún luchan contra cualquier adversidad, problema o enfermedad, todos somos guerreros de vida. En honor a ti que luchas una batalla silenciosa en tu alma, espero que encuentres consuelo en mis palabras . No estás solo (a)...

20 Cosas en mi lista antes de morir... © EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora