Luffy junto a su tripulación deciden parar en un isla misteriosa. Luffy va él solo por el lugar y una cueva llama su atención, pronto se darán cuenta del aprieto en el cual se han metido.
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Capitulo V
Robin había decidido atraer al hermano mayor a todo lugar para poder explicarle con más calma la situación, siendo escuchada de inicio a fin por el pecoso, quien seguía mostrando un rostro de completa duda aún a pesar de las explicaciones.
—Entonces, puño de fuego ¿Lo entendió? —preguntó con una sonrisa en su rostro.
—Algo así, bueno, creo —rascándose la cabeza miró a la pelinegra quien seguía con una expresión algo burlesca—, como sea, es Luffy no hay más explicación que esa. Ese idiota se metió en un problemón.
—Bueno, que se puede esperar de nuestro capitán, fufufu —rio llevando la punta de sus dedos hacia su boca, como si quisiera acallar sus carcajeos—. No es que hayamos querido molestarle, ni que creamos que tenga alguna cura, es solo que nuestro capitán no parece recordar a nadie más que a usted y a un tal Sabo.
El de sombrero se quedó petrificado unos segundos ante el último nombre, nervioso miro a otro lado, dejando que su sombrero cubriera su mirada, no había esperado eso.
—Ya veo...
—Por eso creímos que sería algo bueno que lo viese a usted y como teníamos la posibilidad hemos venido. Esperamos no molestarle.
—Claro, lo entiendo, no se preocupen y gracias por estar tan pendiente de mi hermanito.
—No hay de que, es nuestro capitán —le sonrío—. Bueno si quiere ya podemos volver, estoy seguro que al capitán le hará ilusión verle diferente a como lo recordaba.
Con un asentimiento ambos volvieron a entrar a la cantina, en donde estaba el niño jugando con Brook y a su lado Nami que hacía un boceto de la isla en la que estaban luego de haberle hecho algunas preguntas a la camarera.
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—Ya regresamos.
Atrayendo la atención de todos Luffy se dejó colocar encima de la mesa por las huesudas manos de su músico. Extrañado miro a su hermano, según lo que Nami le había dicho aquel era Ace, ahora que le miraba mejor si se parecían demasiado, sus mejillas se sonrojaron emocionado, Ace de grande se veía tan genial ante sus ojos.
