Antología de Malware

VOL 2. H1, (Oscuridad ligera)

Nota:

La historia que esta apunto de ver, no tendrá conexión alguna con la historia del siguiente capitulo, cada capitulo es una historia separada a pesar de contar con el mismo protagonista, esta en universo completamente diferente, si llega a haber una secuela de la historia de este capítulo se anunciara como su parte dos; este capítulo está cargado especialmente de violencia, habra acciones violentas y insinuaciones suaves de índole sexual, si le molesta se le aconseja pasar de largo la historia

Géneros de la historia: Fantasia oscura, primitivo, deidades, magia oscura,venganza, combates y criaturas de fantasía

Universo al que se conecta: origen desconocido...

Disfruten de su lectura gracias : ).

Narrativa de autor.

En los oscuros confines de un bosque prehistórico, donde la luz del sol apenas lograba penetrar entre los densos follajes, se encontraba una silueta con intensiones sombrías, mirando a la distancia. Con su arco afilado y su hacha en la mano, se movía sigiloso como una sombra entre los árboles. ni diablo, ni ente, ni siquiera se le podía llamar un hombre de moral inquebrantable; era más bien un ser errante, un alma atormentada por un oscuro motivo de venganza, que se mueve solo por un sentimiento amargo en la boca.

Hace años, su tribu había sido traicionada y masacrada por una tribu rival que poseía artes oscuras. Los shamanes de esa tribu, con sus ornamentas siniestras y pieles adornadas con huesos, invocaron fuerzas malignas para diezmar a su gente, con maldiciones y magia oscura. Solo él logró escapar, pero la herida en su alma dejó un rastro de amargura y sed de venganza.

avanzaba entre las sombras, con los sentidos agudizados por la oscuridad de la noche, cabello negro y ojos café claro eran los que lo calificadaban como humanos, tatuajes tribales cubrían su piel, como raíces que se conectaba, Cada paso lo acercaba más a la tribu responsable de su tragedia. Se camuflaba entre la maleza, su figura apenas distinguible en la penumbra. Mientras las fogatas tribales iluminaban la noche, la criatura acechaba.

En una noche sin luna, El monstruo atacó por primera vez. Su arco lanzó flechas silenciosas, perforando el pecho de los centinelas antes de que pudieran gritar. El sonido de sus cuerpos cayendo al suelo se perdía entre el murmullo del viento entre las hojas. Luego, como un tornado de furia, se abalanzó con su hacha sobre los desprevenidos, matando a cualquiera que pudiera ver en la noche, sin importar nada en especial.

Los enfrentamientos se sucedían noche tras noche. La tribu, confundida y aterrada, no sabía a quién temer más: al acechador en las sombras o a los espíritus que creían que les acechaban. Los shamanes intentaron utilizar sus artes oscuras, pero el ente, con su agilidad sobrenatural, evitaba sus hechizos mientras avanzaba inexorablemente, camuflado como una bestia, esperando, acechando, con mas maldad que vida en su cuerpo.

Una noche siguió sigiloso a la pareja que se dirigía al río, aprovechando las sombras del bosque para mantenerse invisible. La mujer, ajena al peligro que se cernía sobre ellos, se inclinó para recoger agua. En un instante, un golpe rápido y certero dejó inconsciente a la mujer. Adrian, como una sombra, emergió de la oscuridad.

El hombre, al ver a su esposa caer, se volvió hacia Adrian con ojos llenos de terror. Una flecha apuntaba directamente a su corazón, un eco del destino que la tribu desalmada había llevado a los seres queridos de Adrian.

--¿Quien eres?. ¿Por qué haces esto?.--, murmuró el hombre temblando, con la flecha amenazadora a centímetros de su pecho, al notar frente a el rostro de un hombre sin emoción.