Capítulo Cinco

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- ¡Yonbokie!-la mencionada reprimió una mueca de desagrado en cuanto los labios de su tía In se aplastaron eufóricamente contra su mejilla pálida y fría.

Estaba furiosa con ella porque había tenido que irse junto a sus padres en el taxi (sola, prácticamente) sin tener ni idea del paradero de su tía. Ahora, hacía acto de presencia en el aeropuerto justo en el momento en que ya partían.

- Unnie-respondió escueta y seca, sin desviar la mirada del frente. Le pesaban los párpados.

No había dormido bien desde que se enteró de lo de la foto, y apenas si había cruzado alguna que otra palabra con su madre. Nada importante, en realidad. Sabía que aún estaba enfadada con ella. Y, por otra parte, Yonbok no hallaba fuerzas para pedirle disculpas por haberla avergonzado, ni tenía cara para atreverse a hablarle por su cuenta. ¿Qué relevancia tendría lamentarse ahora? Más bien su madre había sido piadosa al no aventarle una cachetada ni reprocharle toda su mierda. Aquel había sido su perdón.

Cuando su padre llegó, no obstante, Minho había adoptado una actitud de tranquilidad e incluso se le había visto risueña. Habían pactado, sin necesidad de mediar palabra, una breve y muy bien lograda tregua. Encargarse de las relaciones públicas de la empresa de los Bang dejaba un margen muy estrecho de tiempo para que SeungMin estuviera en casa, por lo que Yongbok y su madre pausaron cualquier contienda que se hubiese fraguado durante los días que él no estuvo para poder tener tiempo de calidad en familia.

<<Ojalá se sintiera así.>>

Cuando llegaran a Corea y SeungMin se fundiera en trabajo y reuniones junto al tío Jisung, Yonbok y Minho reanudarían está guerra fría a la que el tiempo y las circunstancias las habían habituado.

- Minho Unnie-JeongIn, que había ignorado el rostro sombrío de su hermana, se acercó a ella mientras caminaban y le dio un abrazo corto, puesto que Minho arrastraba maletas con las dos manos-. Estoy tan emocionada por volver a Corea después de tantos años. ¿Acaso tú no?

- Sí, también yo-replicó, brindándole una sonrisa cansada-. Es como volver a casa tras unas largas vacaciones. ¿No crees?

In profirió un largo suspiro recordando cuando vivía en un pequeño barrio junto a sus padres y hermana. Padres que habían muerto poco después de su partida a Australia y una hermana con la que había ido perdiendo conexión a medida que se independizaba económicamente.

- Es como... ir de vuelta hacia ti misma. A tu origen. A la esencia más pura de tu ser.

Su hermana se las arregló para darle un codazo juguetón, murmurando un "qué filosófica observación". Mientras reía, JeongIn cayó en la cuenta de que ni se había percatado de la presencia de SeungMin, que avanzaba a paso ligero a un lado.

- Minnie, ¿Por qué estás cargando tantas maletas?-frunció el ceño en un gesto juguetón, fulminando a Minho con la mirada al ver que SeungMin cabeceaba en su dirección-, pero que inútil te han vuelto los años, Minho. ¿Que no puedes hacerte cargo de tus propias pertenencias?-su hermana rodó los ojos y SeungMin soltó una carcajada-. Matarás de un cansancio a mi cuñado favorito.

- Soy tu único cuñado, In-señaló con cautela, riendo-. Y no están tan pesadas.

-Ni lo digas. Déjame ayudarte-In tomó una de las muchas maletas con ruedas y le sonrió a SeungMin.

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