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Minho estaba sentada al borde de la cama con los brazos cruzados sobre el pecho, y para la menor el miedo era el mismo que sentía cuando dormía sola durante su infancia, mirando esa esquina oscura donde algún monstruo acechaba a la sombra, esperando en silencio el momento indicado para enterrarle los dientes en los dedos de los pies.
-Mamá-murmuró Yongbok pegada a la puerta. Por unos segundos que a ella le parecieron eternos, sus pulmones habían rechazado todo intento por funcionar, y la sorpresa la hizo llevarse la mano al pecho cuando la mirada intensa de Minho se posó sobre ella-. Llegaste temprano.
Solían coincidir en el mismo lugar al amanecer, cuando Minho debía irse a la facultad y Yongbok al colegio. Si alguna de las dos se dignaba a susurrar un "buenos días" o algo por el estilo, era más de lo que la costumbre exigía. Bien sabía Yongbok lo que podría representar encontrarsela en el mismo lugar a altas horas de la noche, aunque quisiera como nunca que la situación fuera menos... hostil.
Cuando su madre no dijo nada, Yonbok se lamió los labios nerviosa. Ese día había elegido el conjunto que menos la favorecía con tal clima, estaba que se le helaban las piernas. Se dirigió al armario.
- ¿Te fue bien hoy? ¿Ya cenaste?-le preguntó, tratando de no hacer notoria su sopresa. Tomó de su ropero un camisón blanco y un short de pijama- Le dije a Emma que quería espagueti para la cena, aunque ya han de estar fríos... Cómo sea, uhm, hay ramen en la nevera. Podemos...
Minho carraspeó, provocando que Yongbok se girara sobre sus talones cautelosamente.
Hubiera querido encontrarse con un ceño fruncido, con una mirada de desprecio o cualquier expresión que delatara algo, pero no hayo respuesta alguna en los ojos contrarios. Nada.
- ¿Sucede algo?-preguntó con cierta intranquilidad.
Al pie de la cama, su madre profirió un pesado suspiro, inexpresiva.
Mierda.
- ¿Dónde estuviste?-preguntó Minho por fin.
Estaba evadiendo cualquier oportunidad que tuviera Yonbok de tomar las riendas de la conversación que se avecinaba.
- Salí con JeongIn después del colegio.
Tragó con dificultad para después lanzar su celular en su cama, viendo a su madre asentir lentamente y evaluando su expresión.
- ¿Y por qué no contestaste al teléfono? Te estuve llamando toda la tarde.
El corazón de Yongbok se hundió en su pecho. No era que Minho fuera una madre agresiva, pero cuando estaba realmente enojada, se volvía una mujer misteriosa, como si su único propósito fuera amedrentarla hasta que ella sola delatara sus pecados. Aunque no lo admitiera, quería salir corriendo de aquella habitación.
- Lo siento, yo...-desvió la mirada, avergonzada-. Me quedé sin datos. Solo fue eso.
Se volvió al armario para guardar su abrigo, y mientras lo hacía, notó que sus manos frías temblaban.
- Yonbok.
- ¿Sí?
Al voltear, lo que notó primero fue a su madre sosteniendo un celular (definitivamente no el suyo), sin querer mirarla a los ojos. ¿Qué pasaba con Minho? ¿Por qué se comportaba así cuando ni siquiera se veían seguidamente? Demonios, podrían aprovechar la noche y cenar juntas, ver una película o solo estar allí, como una madre y una hija que parecían más unas completas desconocidas.
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Primos
Fanfic-Espera, espera-el chico parecía que iba a explotar en cualquier momento-. ¿Entonces Yongbok es tu prima? ¿Escuché bien? Chan se arrellanó en el sofá y dió un sorbo a su malteada, encendiendo la tablet. - Escuchaste bien-contestó sin mirarlo-. ¿A qu...